martes, 4 de junio de 2024

HACHAS Y CUCARACHAS

Leí hace unos 15 años "La conjura contra América", la espeluznante, por plausible, novela ucrónica de Philip Roth. Tenemos suficientes ejemplos a lo largo de la Historia para saber que ésta se repite en numerosas ocasiones, que nunca podemos dar nada por asegurado, ni siquiera las libertades mínimas conseguidas. En un tris las cosas pueden cambiar, a peor, a mucho peor. No sólo pienso ahora en los pogromos o en las limpiezas étnicas, también en las mujeres en Irán o en Afganistán, en lo que fueron, en lo que han llegado a ser.
Los turcos tienen un refrán muy poco alentador que viene al pelo de lo que hoy me ronda por la cabeza y escribo mientras espero que me solventen el problema de mi conexión remota. Es éste:
El bosque seguía muriendo y los árboles seguían votando al hacha. Ella era astuta, los había convencido que, por tener el mango de madera, era una de ellos.

Hoy quiero creer que los pogromos no existen (bueno, en Occidente al menos), pero tenemos innumerables casos de situaciones surrealistas como las de trabajadores -sí, aquellos que fueron llamados proletarios- que votan a partidos conservadores, mujeres a partidos machistas, gays a partidos homófobos y hasta negros que votan a partidos xenófobos y racistas. Personajes actuales poderosos como Putin, Trump, Milei, Meloni, Le Pen, etc., o que lo fueron como Bolsonaro, no hacen sino constatar que estamos en una era incierta y que no sabemos lo que nos depara el futuro. Las fake news, las cortinas de humo y el tu miente que algo queda es lo que impera, todos somos posibles víctimas y tenemos que estar ojo avizor. La clase media, cada vez más clase trabajadora, cada vez menos media, debe luchar contra el desmantelamiento de los logros más básicos que hemos conseguido como la educación y la sanidad pública. 

Escuchaba el otro día a un youtuber, científico, que hablaba de los antivacunas y de los que, por extensión, criticaban como si no hubiera un mañana a la sanidad pública. Decía, los antivacunas se permiten serlo porque saben que, ante cualquier enfermedad, el sistema público sanitarios los va a curar. O lo que es lo mismo, todos somos muy machos hasta que vemos una cucaracha voladora.
Los Ronaldos, *Idiota.

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