lunes, 1 de abril de 2024

ANOCHE Y ESTA MAÑANA


Veo en la web meteolaesperanza.es que anoche hubo 7,2° y ahora estamos a 10,1°. Bien, fresquito para empezar esta semana, la primera de abril, casi dejando atrás el primer tercio del año; ¡quién lo hubiera dicho estas pasadas Navidades! Buen momento éste para recordar las sabias palabras de Quevedo (Francisco de, no el de ahora): "Cuando decimos que todo tiempo pasado fue mejor, estamos condenando el futuro sin conocerlo".
Almuerzo familiar ayer domingo, despedida de mi hermana y mi sobrina que regresan a la capital, siempre una pena. Bueno, la distancia se hace corta ya y en un mes las volvemos a tener aquí, esperamos. Comentó mi cuñado acerca de un modelo de Bentley llamado Bentayga, posiblemente a alguien de la casa le gustó el nombre tras un viaje a Gran Canaria, ¿por qué no? No me he atrevido a mirar el precio del utilitario.
Escucho a Nina Simone, en particular su animada "I wish I knew how it would feel to be free". Nina Simone, que tiene la particularidad de traerme a mi socia y amiga a la cabeza.
Un fin de semana largo y productivo y hasta, diría, catártico. El miércoles pasado fue terrible, pero nada que no se mitigue con un pequeño paseo, unos ejercicios de respiración y un avión por la tarde. Cambio de aires.
Como en Harry Potter, donde en las cámaras de Gringotts se multiplicaban las copas de oro, así me parecía el cuarto de la derecha en el taller de P, cajas y cajas que se multiplicaban sin que se notara las que iba sacando, abriendo y colocando. La biblioteca está ya casi lista, a falta de algunas cajas que se resisten a aparecer y aquellos que tengo en mi casa en Tenerife; la ropa va, espero que esté ya prácticamente colocada y ahora estoy metido de lleno en el estudio, la zona del loft donde trabajaré y teleídem. De lo segundo con pocas ganas, pero he aquí la clase media.
La ilusión de una mudanza, de montar una nueva casa parece ser inversamente proporcional al estrés que causa la misma. Una mudanza es el ejemplo perfecto del yin y el yang, de la noche y el día, del placer y el sufrimiento, las dos caras de una misma moneda.
Me reconforta ver la biblioteca que parece hecha a medida para esta casa como lo fue en Villa Agusta. Atrás quedó la de Pin y Pon, que no pude desmontar o la de Villa Titanic que quedó sumergida bajo las aguas, sin orquesta que le tocara, desconociendo qué habrá sido de ella.
Cajas y más cajas, llenas, vacías, desmontadas, cajas por todos lados que se resisten a desaparecer pero que lo harán; cajas que me recuerdan cuántas cosas puede acumular una persona, cuántas cosas que se me antojan hoy innecesarias. Si algo se aprende durante una mudanza, o así quiero creerlo, es a) la impermanencia, b)  la necesidad de quitarnos cosas de encima. A veces, aunque parezca mentira, suele ser más fácil desprenderse de personas restadoras que de cosas que no necesitamos.
Continúa Nina Simone, suena "Sinnerman". Sublime.
Me espera una mañana incierta, natación refrescante a la salida y la memoria de un nuevo proyecto que quiero terminar en un par de días y así poder pasar a otra cosa.
Si antes Francisco de Quevedo, ahora Tennessee Williams: "Siempre hay un tiempo para marchar, aunque no haya sitio a donde ir".
Nina Simone, 
*I wish I knew how it would feel to be free.

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