domingo, 11 de febrero de 2024

LA SEÑORA Y SU HIJA DE 29 (II)

"Hablé al alumnado del gran filósofo que fue mi abuelo. Un canario de pura cepa que siempre decía que se puede ser tolete, totorota y arritranca, pero no deben estar en política las que tengan bocachancla".
Las declaraciones de Ana Oramas sobre la poca implicación del profesorado en el fomento de la identidad canaria, ha hecho que haya caído preso de culpabilidad, así que hoy decidí dar un giro a mi clase de filosofía. He explicado al alumnado que es un secreto a voces que el mito del jardín de las Hespérides, ese paraíso más allá de los Columnas de Hércules, tiene su origen en el hecho de que el mismo Platón veraneaba en Las Américas, alquilando siempre la misma casita de vivienda vacacional, y de hecho, fue en ese contexto, ensalitrado y con las patas en el agua, cuando se le ocurrió el famoso mito del guachinche.

Según su famoso relato, varios guanches se encontraban atados con hilo carretero en el interior del guachinche, que habían hecho en una cueva natural, comiendo ropa vieja, bebiendo vino de cosecha propia y mirando una tele donde se ponía en bucle todas las temporadas de Tenderete y los capítulos de En Clave de Ja. Un día, uno de los atados logró soltarse y salió del guachinche.

Nada más poner el pie en la calle, se quedó "escandilado" por el solajero. En cuanto dejó de tener los ojos enchopados, pudo contemplar el mundo real: Asfalto y coches por todos lados, colas en la TF 5 y la rotonda del Padre Anchieta, irresponsables haciendo fogatas en el Teide, montes arrasados por la falta de medios, 36% de la población en riesgo de exclusión social, personas que nunca han leído "el amor en los tiempos del cólera", espacios turísticos masificados (casi tanto como las clases con ratios indecentes), por no hablar de la proliferación de la globalización en forma de McDonalds, McFlurry y todo tipo de garitos de comida basura, que nada saben de gofio y que obligan a echarse una agüita de hierbaluisa ¡pa sentar las madres, mi niño!

Cuando el escapado regresa al guachinche, cuenta lo que vió, pero ninguno le cree. Todos se ríen de él porque nada de eso se ve en la Televisión Canaria. Es más, estuvieron a punto de cargárselo, cuando se atrevió a insinuar que las papas locas estaban casi tan buenas como el escaldón.

Para completar la clase tirando de canariedad, y en honor a Ana Oramas, también hablé al alumnado del gran filósofo que fue mi abuelo. Un canario de pura cepa que siempre decía que se puede ser tolete, totorota y arritranca, pero no deben estar en política las que tengan bocachancla.

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