sábado, 24 de febrero de 2024

ANHEDONIA


Escribe hoy Muñoz Molina en EL PAÍS sobre la novela negra actual que no es sino la pura realidad, donde los asesinos no se esconden sino que cometen sus atroces maldades a la luz del día. Guerras donde los ejecutores, unos y otros, otros y unos, exhiben sus "logros" como trofeos, sin importarles el presente y mucho menos el futuro. Asesinos a sueldo jaleados por Gobiernos extranjeros que sólo sirven para rellenar las primeras páginas de los periódicos y, de camino, la vida del que osó disentir. ¿En qué mundo vivimos? ¿Qué le vamos a dejar en herencia a las siguientes generaciones? Si lo pienso fríamente me alegra saber que estas "figuras históricas" no existirán ya, pero el miedo es saber si germinarán las semillas que han ido plantando.
¿Estamos en la era del Nuevo Romanticismo donde acabaremos todos suicidándonos ante el horror que vivimos? 
Las grandes empresas tecnológicas (Skynet) se unen para crear nuevos robots parecidos a los humanos (los humaniodes de toda la vida) -ya lo predijo James Cameron en Terminator-; los negacionistas están a punto de volver a ganar unas elecciones y encumbrar nuevamente a su inefable presidente; las guerras modernas se hacen eternas para regocijo de los traficantes de armas, que no son otros que los propios países soberanos y hasta la diplomacia nacional llega a blanquear el azabache.
¿Qué haría Larra hoy viendo lo visto?

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