martes, 14 de noviembre de 2023

NUEVA YORK FOR GOOD


La capacidad de adaptación del ser humano es ilimitada, no cabe duda. Llevo sólo dos meses viviendo en Santa Cruz, uno de ellos de viaje allende los mares, y ya vuelvo a disfrutar de la vida cultural de la ciudad.  Celebramos el 50 aniversario de la I Exposición de Esculturas en la Calle, el mejor motivo para mirar hacia Nueva York y enseñarles nuestra modesta iniciativa que, de alguna manera, ha servido para abrir el camino a experiencias culturales que siempre suman. 

Al terminar la carrera de arquitectura pasé muchos años con mis abuelos, en un apartamento "heredado" ubicado en el jardín y que acabó bajo las aguas, "Villa Titanic". Antes de reformarlo íntegramente conviví los fines de semana con un poster en la pared, impreso en papel marrón, que ilustraba la mencionada exposición de esculturas en la calle y que mostraba la magnífica escultura "El Guerreo" de Henry Moore, escultura que es quizá la joya de la corona de la rambla de Santa Cruz.

Asistí anoche a la magnífica conferencia "Arte y derecho a la ciudad" impartida por Sergio Pardo López, director del Programa de arte Público de la Concejalía de Cultura de la Ciudad de Nueva York en el Palacio de Carta, a la par joya del barroco canario.
Antes había pasado un rato a disfrutar nuevamente de la exposición de fotografías de El Hierro de mi tío Carlos Schwartz, esta vez para escoger una de las fotografías como regalo. 
¿Qué puedo decir de la conferencia? Me emocionó.
Nuestro último viaje a Nueva York fue navideño, pasamos allí Fin de Año y sólo recordamos gente y más gente en el centro, imposible de transitar, ingente tráfico de personas dirigido por la policía. Así y todo, Nueva York es siempre Nueva York y, para quien ama la ciudad, nada hay que enturbie la visita, ni siquiera lo caro que llega a estar todo.
A la conferencia de ayer -tuve la suerte de conocer personalmente a Sergio Pardo- asistí con doble expectación, como enamorado de la ciudad y del arte y como arquitecto municipal. Qué gusto saber de primera mano todo lo que se hace en Nueva York acerca de las iniciativas y políticas culturales de arte público con el fin de aunar el compromiso social y el desarrollo económico en diferentes barrios, ya sea al aire libre o dentro de las instituciones, colegios, comisarías de policía incluso albergue para mascotas abandonadas. La interesantísima conferencia versó sobre ideas en ciernes y proyectos, permanentes y temporales -no olvidemos que Sergi Pardo es la cabeza del grupo multidisciplinar de todo ello-, que defienden la cultura como principal motor del país.


Si nosotros, cuando queremos imaginar el más allá, pensamos en Nueva York, ¿en qué lugar piensan ustedes? Preguntó un asistente al final de la conferencia.
Se nos fueron mostrando algunas de las iniciativas, esculturas, edificios, que han supuesto un antes y un después en el entendimiento de muchas zonas y barrios neoyorquinos, piezas y elementos absorbidos por sus habitantes y que ya forman parte de la propia idiosincrasia del barrio. algo, a priori, tan simple como una escultura compuesta por diferentes buzones de ideas en el hall de un instituto donde los alumnos interactúan con el arte para finalmente publicar en su periódico las ideas de todos los compañeros; un mandala a modo de patchwork que ha servido para revitalizar un barrio degradado y donde sus habitantes pueden sentir el orgullo de sus lugares de referencia y que, además, integra a mujeres desfavorecidas que han tenido hijos en la cárcel; dos esculturas que ponen de relieve la importancia histórica de dos mujeres transexuales y su lucha por la comunidad LTGBI; una biblioteca en Queens con ventanas al skyline de Manhattan (Hunters Point Library, en Long Island); un espectacular brazo afroamericano en una de las entradas a Brooklyn, obra del escultor Hank Willis Thomas; el precioso tiovivo "The Tottaly Kid Carousel", con animales reproducidos según dibujos de niños que recibieron un carné para montar en ellos toda la vida y que disfrutan sus hijos (Riverbank State Park, Manhattan); la iniciativa antirracista durante el COVID tras los ataques a la comunidad asiática que acabó incluso colgada en las paredes del MET desbancando los carteles operísticos; esculturas con frases de Shakespeare siempre cambiantes que, como el río de Machado, es siempre diferente; o la emocionantísima pared con cientos de pequeños elementos enciclopédicos en un colegio donde los niños, a medida que van creciendo, descubren algo nuevo que los enriquece. 



Reconozco que, en algunos momentos lloré de emoción, discretamente -los hombres no lloran-, imaginando el poder del arte y maravillándome con él. Siempre apunto que, cínico como me ha vuelto este mundo loco, la cultura me devuelve la fe en las personas, y más cuando veo con mis propios ojos lo que se logra con un poco de interés por todas las partes. Soñar es gratis y está bien como punto de partida.
Sergio Pardo, con su elocuencia y mesura, nos mostró ayer los maravillosos logros artísticos y sociales en su ciudad, semillas de integración y esperanza de futuro que no hacen otra cosa que animarnos a revisitar la ciudad una y otra vez.
¿Es cara Nueva York? me preguntan recurrentemente. Pasear por la ciudad es gratis y sólo con eso vale la pena visitarla, contesto.
Ya cuento los días.
Billie Holiday, *Autumn in New York.

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