Después de algunos días lluviosos -una noche que diluviaba tuvimos un pequeño problema para encontrar un camping vacancy- disfrutamos por fin del cielo azul, siempre tan agradecido. Subían algo las temperaturas y con ello hicimos algunas caminatas para ver un glaciar, varios lagos, ríos con su cimbreante puente colgante, cascadas, bosques y montaña nevadas.
Comenzaba a vislumbrarse la preciosa ciudad de Queenstown en un recodo de la carretera y hacia allí nos dirigimos con la intención de pasar unos días en ella. De nuestro anterior viaje recordábamos lo bonita y animada que era y teníamos la intención de apuntarnos al mayor número de actividades. Desgraciadamente "la temporada" no había empezado, según nos dijeron, y ni las motos ni el rafting pudimos hacerlas, pero sí un paseo en bici eléctrica alrededor del lago entre la ciudad y Frankton, donde, por cierto, estaba nuestro centro de avituallamiento, supermercado y lavandería.
Habíamos reservado el día anterior una plaza en el camping Hampshire Holiday Parks Queenstown Lakeview, en la falda de Ben Lomond Scenic reserve, que por cierto había sufrido un corrimiento de tierras anteriormente y casi sepultó un cementerio cercano. Junto a éste se ubicaba el Skyline Gondola, un pequeño teleférico donde subir a un mirador con espectaculares vistas de la ciudad.
Dimos largos paseos, montamos en bici, entramos a tiendas, visitamos varios centros de ocio, donde ofrecían todo tipo de actividades deportivas que, como decía antes, muchas estaban fuera de temporada. Suponía esta parada un nuevo encuentro con la civilización dado el despoblamiento de la isla sur. La población mayoritariamente se asienta aquí y en Christchurch, nuestro destino final.
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