viernes, 27 de octubre de 2023

CRÓNICA AUSTRAL (VI)


OTEAROA, EN LA TIERRA DE LA NUBE BLANCA

¡Por fin en Nueva Zelanda!, qué maravilla, todo sigue igual para encontrarlo diferente. Respiramos la luz, el olor, el color desde que pisamos el aeropuerto tras el vuelo desde Singapur, esta vez en Quantas por un asuntillo de horario de recogida de la autocaravana.
Nos recoge un shuttle de la compañía de las campervans en el aeropuerto de Auckland para preparar el papeleo del vehículo y en una hora estábamos ya en la carretera. Habíamos decidido no entar en Auckland pues ya conocíamos la ciudad, de manera que nos encaminamos directamente a un súper para proveer la pequeña nevera de lo necesario, deshicimos el equipaje colocando la ropa en lo pequeños pero cómodos compartimentos, los libros, las guías y los mapas de carreteras en la mesita junto a la zona delantera y salimos hacia Piha, que había sido nuestro primer encuentro serio con el país en nuestro primer viaje y allí pasamos la primera noche. 
Nos esperaban tres semanas por delante para recorrer las islas Norte y Sur del país, apuntarnos a todas las actividades disponibles (y apetecibles), visitar Parques Nacionales, ciudades y pueblos, cuevas con luciérnagas, paseos en barco y en bicicleta, rafting, caminatas, montañas, lagos, playas. Ya en primavera, la vegetación se encuentra exuberante, los árboles en flor, aves por todos lados, luz, lluvia, fresco durante el día, más fresco por la noche. Un placer, vaya.
Lista de reproducción en Spotify de nombre NUEVA ZELANDA que nos acompañó durante todo el viaje, tarjeta SIM comprada nada más llegar en el propio aeropuerto y GPS funcionando de maravilla, nevera llena y corazón contento, ¿se puede pedir más?


Nuestra primera noche en el camping de Piha. Habíamos decidido que, en la medida de lo posible, iríamos dando saltos de camping en camping para poder dormir allí, poder usar la calefacción, conectarnos a la luz, conexión wifi a Internet, lavandería, agua, pero sobre todo poder utilizar las duchas, siempre reparadoras, mucho más cómodas que la del pequeño cuarto de baño de la autocaravana. En Nueva Zelanda la cantidad de campings es ingente, son baratos y de excelente calidad. En cualquier caso, salvo en contadas zonas restringidas, uno puede pernoctar sin restricciones en cualquier lugar, aparcamiento, área de descanso, arcén, etc.




Dado que viajamos desde Sídney y el vuelo no fue largo -algo más de 3 horas, si no recuerdo mal-, nuestra primera noche en el camping de Piha transcurrió sin problemas y la mañana siguiente empezábamos nuestro recorrido por la isla norte, en la que estaríamos unos diez días (ish).



Comenzaba nuestro recorrido conduciendo hacia Waitomo, donde queríamos visitar Glowworm Caves. Hacia allí nos dirigimos y, al llegar, no encontramos entradas, estaba todo lleno, increíble. Nada, sion problema, nos quedamos a dormir allí, cenamos algo en un restaurante local lleno de banderas de equipos de rugby y por la mnañana, temprano, estábamos en el visitor center para la excursión, parte caminando y otra en barco. 










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