Un mes y un día de vacaciones, ¡qué les voy a contar! Bueno, mucho, pero paso a paso. El jet-lag me afecta, menos mal que en esta ocasión volamos de Oeste a Este y así la cosa va algo mejor; parece que no hay nada que 13 horas de sueño profundo no logren solucionar.
Vuelvo a la vida real, no porque la otra no lo sea, que lo es -más, si cabe-, empezando con papeleo en el Ayuntamiento, en Vecindario, por aquello del empadronamiento (esta mañana recabé otra anécdota para sumar a las de mi libro sobre mi paso por la Administración); contestación a correos en la bandeja de entrada, borrado de basuras varias, algunos whatsapp, etc. Claro que también leo el periódico para saber cómo va la guerra en Gaza, las noticias sobre el bombardeo al hospital donde nada es lo que parece o todo lo contrario (pobre Ucrania, eclipsada ahora por este nuevo conflicto), sobre Argentina con su particular nuevo Trump incluido -líbranos Señor de los populistas-, la recomendación del nuevo libro de Julia Navarro del que aún no sé nada, los majaderos de VOX y un toque de humor que nos caracteriza a los españoles.
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