martes, 8 de agosto de 2023

¿Y YO DÓNDE DUERMO?


Dicen que la capacidad de asombro es inversamente proporcional al cinismo que vamos adquiriendo y no dudo que sea verdad, yo soy el primero de los cínicos, aunque creo que en mi caso no se cumple del todo esta regla -¿seré yo, Señor, la excepción- porque aún no he perdido esa capacidad. Si el cinismo implica dudar de la sinceridad y la bondad de los demás y, por extensión, de las normas y los valores sociales y éticos que compartimos, me temo que sólo queda la general desconfianza, desprecio y pesimismo acerca de los demás y de la humanidad. Da igual que lleve preparando los cambios muchos meses, que lo haya hablado intentando encajar las piezas de antemano para evitar complicaciones innecesarias, que pareciera que todo estaba claro... No, no lo estaba, no lo está. Aún debo esperar hasta octubre para que las aguas vuelvan a su cauce. Esto también pasará, esto también pasará. Hasta el cinismo se puede revertir, doy fe de ello.
Menos mal que, una vez cruzado el Rubicón, octubre está a la vuelta de la esquina.
Sting,*Shape of my heart.

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