lunes, 8 de mayo de 2023

PURA FILOSOFÍA

 

David Pastor Vico: “La filosofía te puede evitar el psicólogo y, encima, es gratis”
El filósofo sevillano, nacido en Bélgica de padres emigrantes y emigrante él mismo en México, publica ‘Ética para desconfiados’, un libro para adolescentes y vuelve a casa a tratarse de un cáncer. “Soy un superviviente”, confiesa.
https://elpais.com/sociedad/2023-05-07/david-pastor-vico-la-filosofia-te-puede-evitar-el-psicologo-y-encima-es-gratis.html

Hablamos por videollamada porque le es imposible moverse de su casa en Utrera, Sevilla. Se encuentra, por ahora, libre del cáncer por el que recibe inmunoterapia, pero acaba de “mear” una piedra renal que le ha tenido “jodididísimo” varios días y se siente “como si hubiera parido” después de “pasarlas putísimas”. Eso, quitándole tacos a cada frase. David Pastor Vico, Vico para sus alumnos, lectores y seguidores, no tiene pelos en la lengua. Tampoco en ambos lados del cráneo, bajo su negrísimo moño de samurai. En el derecho, una cicatriz circular le recuerda cada día en el espejo la operación a la que se sometió y que vive gracias a la ciencia. Ya llegaremos a la enfermedad que casi lo mata, pero habíamos quedado para hablar de su “librito de filosofía práctica” dedicado a jóvenes y adolescentes.

Sus gemelas tienen tres años. ¿Les servirá en la edad del pavo?
Decía Ortega y Gasset que las generaciones se suceden cada 15 años, pero que los grandes cambios son cada 30. Por eso los abuelos quieren mucho a los nietos, aunque no los entiendan. Espero que cuando a mis hijas les llegue el pavazo todavía sea una buena lectura para ellas. A mis nietas no llego, fijo.

¿Es más difícil ser adolescente hoy que cuando lo fue usted?
Sí, porque hoy les es difícil poder integrarse en algún grupo de forma natural. Nosotros tuvimos la suerte de tener tribus urbanas, de que no existían las redes sociales, de que no teníamos móviles, de que no estaba Instagram, y teníamos que salir a la calle, andar, preguntar, divertirnos, desarrollar habilidades sociales sí o sí. Eso es fundamental en esa etapa. Hoy, los adolescentes están repartidos en un océano inmenso buscándose, queriéndose oler el culo, como desde el principio de los tiempos, pero los culos están muy lejos y muy aislados. Sienten lo que ha sentido el ser humano siempre: ansiedad, depresión, incertidumbre, y no saben cómo lidiar con ellas. Mi libro puede ayudarles.

¿Tan terribles son las redes?
No sé si son tan terribles, el problema es que no las conocemos, y los chicos creen conocerlas, pero solo lo hacen de manera mecánica. Si hasta sus inventores están prohibiendo a sus hijos las pantallas y quieren volver a la educación analógica. No son el demonio, pero tampoco las conocemos para afirmar lo contrario.

¿A qué edad le dejará a sus hijas tener un móvil?
No lo tengo planificado. De momento, no se lo dejo ni para jugar. Cuando llegue el momento, de primeras, será uno de esos solo para llamar y responder. Serán el hazmerreír de su clase, pero ellas dirán que su padre es así de raro porque es filósofo, y, si se ponen pesados, vendrá al cole a dar una conferencia y, a lo mejor, convencen a los padres de los otros de que tampoco se lo dejen.

¿Y no teme que sean carne de acoso escolar?
El bullying no es un problema de autoestima, sino de socialización. No de alguien que agrede. El bullying se produce porque no hay un grupo que defienda a uno en particular. Mi ambición es que mis hijas jueguen con todos, se relacionen con todos y, si no les dejo el móvil, les puedan decir al resto que su padre es así, y las respeten. Yo también fui un marginado de crío. Por empollón, por gordito, por raro. Pero tenía habilidades sociales, y eso me salvó. El acercamiento a un grupo de gente. A los heavy-metal, en mi caso, que me salvaron la vida en varios episodios complicados de mi juventud. Sin amigos no somos nadie. Los amigos nos conforman, son parte de nosotros. No hay humanidad sin amistad.

¿Quién no tiene amigos no es humano?
Quienes no los tienen no saben el daño que implica no tenerlos. Es como un ciego que no ve el cielo, pero se lo imagina a su manera. No, perdona, si no puedes ver el cielo, no sabes cómo es de verdad. Los amigos son tu auténtico patrimonio personal. La tragedia es no tener amigos y creer que no se necesitan.

¿Qué es la soledad?
La soledad no deseada es una enfermedad y una condena. Claro que la soledad buscada puede resultar satisfactoria, pero la indeseada nos enferma y nos puede matar. De hecho, cuando queremos castigar a alguien, lo metemos en la cárcel, y, si queremos joderle de verdad, lo aislamos.

¿Sufren más ahora los jóvenes que antes? ¿Son de cristal?
Puede ser, pero es por una cuestión de distorsión de cómo se perciben a sí mismos. Por eso es tan importante el conocerse a sí mismos. Si yo tengo claro cuáles son mis fallos, y mis cosas buenas, claro que tendré malas rachas en los estudios, en la familia, en la vida, pero estaré armado. Pero si nadie me ha dicho que ese autoconocimiento no se puede hacer desde la soledad, que no soy el único del mundo al que le pasa eso, seré pasto de los males del espíritu. Digo conocerse a uno mismo, no conformarse. Odio el “sé tu mismo”, el “quién la sigue, la consigue”, el “si lo deseas mucho, pasará”. Si no te conoces y no actúas no pasa una mierda. Somos muy pequeños y estamos al albur de tantas cosas. Mira yo, llevo toda la puta semana para mear una piedra.

Pero uno siempre quiere ahorrarle sufrimiento a los hijos.
Eso está en nuestra naturaleza, somos la única especie que quiere cuidar de los hijos de por vida. Y la ley de vida es que ellos vuelen, y dejarles volar. El problema es cuando los hijos se quedan hasta los 40 en casita de mamá y encima estamos contentos.

Qué le diría a una señora que sufre de ‘nido vacío’ porque se va de casa su hija de 25. Es para una amiga.
Le diría que folle más [ríe]. En serio, le diría que esté contenta porque su cría vuele y que rellene su vida de otras cosas.

Igual es más fácil follar que encontrar un amigo.
Es muy probable. Gracias al cambio de moralidad, las cuestiones sexuales se toman como una cosa natural y hay aplicaciones que ayudan. En mis tiempos era mucho más difícil echar un quiqui. Ahora es difícil hacer amigos porque nos hemos dado tanta importancia, cagando como cagamos todos, porque esto es importante decirlo, que el miedo al fracaso o al rechazo nos impide acercarnos a los otros. O las malas experiencias. En eso siempre digo lo mismo: si un plato te sienta mal, no dejas de comer; pues, joder, si un amigo te traiciona, sigue probando hasta encontrarlo.

¿Por qué habla tan mal?
Larra decía que no hay palabra mal dada sino mal tomada. Mi lenguaje es muy florido porque necesito establecer conexión inmediata con la gente, y, a veces, un taco comunica más que cien subordinadas. Cuando un filósofo dice “cagar” en vez de “excretar” le está haciendo un favor a la humanidad.

Ha contado que tiene cáncer y que vive de milagro. ¿Cómo se enteró de que lo tenía?
Peinándome mi preciosa melena rizada hasta la cintura. Un día, a los 45, me reventé un lunar que tenía desde crío. Empecé a sangrar muchísimo, me curé y, a la semana, tenía un tumor como un champiñón de grande. Me acojoné. Fui al dermatólogo. Melanoma de seis milímetros de implantación. Con uno, puedes curarte. Con seis, estás bien jodido. Y más con un ganglio irradiado, como tenía. Las estadísticas bajan a seis meses de vida, año y pico, a lo sumo.

¿Se cagó usted, entonces?
Por la pata abajo. Salí de la consulta e hice tres llamadas. Una, llorando a mi mujer. Otra, a mi padre, en España. La tercera me recompuse y tiré de contactos. Pasé todas las fases del duelo en esa media hora. Me dijeron que iba tarde y que corriera. Y corrí. Me operaron en México y me dejaron esta cicatriz, como el culo de una lata de cocacola, y lo peor es que ahí no me volverá a crecer el pelo, porque es un implante de piel de mi pierna. La operación fue un éxito, pero después, la alternativa era la inmunoterapia y no podía costearla en México. Tuve que volver a casa. Resulta que la sanidad pública española me mantiene con vida en un hospital al lado de mi casa de crío. Nací en Bélgica porque mis padres emigraron para poder comer. Volví a Sevilla a los seis años. Emigré a México porque en España no tenía curro de filósofo. Me invitó la Universidad Nacional de México como profesor y, cuando ya me imaginaba aquel país como un hogar, tengo que volver a casa para poder, literalmente, seguir vivo. Soy un superviviente.

Véndame su libro.
Es una herramienta no para ser feliz, sino para no sufrir. No es un Satisfyer, ni un Lexatin, porque eso es pasajero y la filosofía permanece. Plantea ideas que pueden cambiar tu mente, tu forma de pensar, y si cambia tu forma de pensar cambia tu forma de vivir. No lo digo yo, lo dice Platón, Aristóteles, Epicuro.

¿Tan vivos siguen los clásicos?
Un buen filósofo, la buena filosofía, te puede evitar ir al psicólogo, te puede salvar la vida. Y eso jode muchísimo a muchísimos. Si no lo digo, reviento: la filosofía parece aburrida porque muchos profesores son muy aburridos. Los filósofos antiguos dividían la filosofía entre la analítica y la curativa. No había psicólogos ni psiquiatras, los médicos curaban el cuerpo, y los filósofos, el alma. Nuestra mente no ha cambiado tanto. ¿Por qué vamos a inventar el hilo negro si lleva dos mil años inventado?

¿Qué es para usted ahora el futuro?
Una posibilidad que me ha sido regalada. He pasado días tan negros. He pasado tanto miedo, que vivo cada día como un regalo. Además, vivo en Sevilla y eso no tiene precio.

Para ser un emigrante, ahí le ha salido el sevillano irreductible.
La mejor tierra del mundo. A mucha honra.

UN FILÓSOFO MUY 'HEAVY'
El filósofo David Pastor Vico (Namur, Bélgica, 46 años) no parece un filósofo. No, al menos, a la idea preconcebida que se tiene de ellos. Su moño alto sobre el cráneo, su barba de profeta, sus chupas de cuero y sus camisetas negras con mensaje lo acercan más a la tribu urbana que, afirma, le salvó el pellejo físico y emocional durante la adolescencia y juventud. Y es que Vico, como es conocido, sobre todo en México, donde es profesor de la UNAM, es, lo dice él, "muy heavy". Hijo de una humilde familia sevillana que tuvo que emigrar a Bélgica, Vico se dedicaba a dar clases y conferencias en auditorios y en la red, hasta que un melanoma le cambió el paso y tuvo que regresar a España. Ahora, lanza Ética para desconfiados y colabora con el programa La hora de Sonsoles, de Antena 3. Cualquier medio le sirve, dice, para intentar evitar sufrimiento a la gente a través de la palabra de los clásicos. "La felicidad", dice, "es otra cosa".

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