domingo, 23 de abril de 2023

ABRIL SONRÍE EN MADRID

 
Dotan, *Home.
Era una mañana y abril sonreía.
Frente al horizonte dorado moría
la luna, muy blanca y opaca; tras ella,
cual tenue ligera quimera, corría
la nube que apenas enturbia una estrella.

Como sonreía la rosa mañana,
al sol del oriente abrí mi ventana;
y en mi triste alcoba penetró el oriente
en canto de alondras, en risa de fuente
y en suave perfume de flora temprana.

Fue una clara tarde de melancolía.
Abril sonreía. Yo abrí las ventanas
de mi casa al viento... El viento traía
perfumes de rosas, doblar de campanas...

Doblar de campanas lejanas, llorosas,
süave de rosas aromado aliento...
...¿Dónde están los huertos floridos de rosas?
¿Qué dicen las dulces campanas al viento?

Pregunté a la tarde de abril que moría:
—¿Al fin la alegría se acerca a mi casa?
La tarde de abril sonrió:—La alegría
pasó por tu puerta—y luego, sombría—:
Pasó por tu puerta. Dos veces no pasa.

"Era una mañana y abril sonreía".
Antonio Machado


Vuelvo a casa esta mañana de domingo con un tiempo fantástico, cielo azul, 20°, nada en el horizonte que haga prever esa olaza de calor que los agoreros del tiempo nos avisan; ¡la mayor que se ha conocido en abril!, dicen.
En Madrid genial, como siempre, buen tiempo, gente y más gente: teatro (¡Ay, Carmela!), Thyssen (Lucian Freud), Bellas Artes, Retiro, largas caminatas y hasta un salto a Alcalá de Henares a ver la exposición de motos "Made in Spain", magnífica. En esta ocasión el hotel estaba en la Puerta de Toledo que, aunque menos céntrico que otros saltos a la capital, nos obligó a callejear y a disfrutar del Madrid menos concurrido, si es que esto se puede decir. El centro bullía. La segunda noche cenamos por la zona de Hortaleza, en un griego rico rico y con ambiente agradable hasta que un grupo cumpleañero nos rompió la noche. La anterior lo hicimos por la misma zona pero en un italiano con una carta corta pero sabrosa. Después de ambas nos dimos el correspondiente paseo para "bajar" la comida, sorteando las hordas y los múltiples caminantes arrastramaletas.
Un fin de semana corto pero intenso, cultural, de esos que me gustan y que sirven para desconectar, para recargar, como pequeñas catarsis.



























*¡Ay, Carmela!

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