martes, 26 de julio de 2022

ITV

Pasar la ITV supone para mi un examen moderno, me estresa al igual que tener revisión médica o que te llame el alcalde para ver algo urgente. Más si cuando llegas al trabajo ves en la cruz iluminada de la farmacia unos menos que agradables 29° madrugadores y piensas, ¡si estamos a esta temperatura a estas hora ¿qué nos depara el mediodía?! 
Así estamos en las islas, suspirando por nuestros alisios del alma, por nuestra humedad, por nuestro frescor en medianías, por tantas cosas por las que vivir aquí es una maravilla, al menos climáticamente hablando. Dormir ahora resulta una receta de cocina, croquetas. Vuelta y vuelta en la cama en busca de esa mínima superficie que queda sin caldear; vuelta y vuelta a la almohada. Sé que me iré durmiendo por los pasillos durante la mañana, pendiente de lo que sentencie la ITV sobre el estado de mi coche, de que me llame el alcalde, del café largo que me preparo en el office y que vierto en este termo que compré hace unos meses y que ha resultado ser la joya de la corona.
Cual Gatsby en mis pequeños dominios, pero sin fiesta alguna, escucho a perros ladrar, lo que me hace pensar que hoy es día de caza, aciago para conejos y muflones. Billie Holiday suena en la oficina y, con la ventana abierta completamente, con la mirada puesta en la pantalla del ordenador y el rabillo del ojo avizor a cualquier entrada de insecto volador no identificado, me preparo para este día en el que preveo mi llegada al infierno de Dante pero sin Virgilio. ¿Vislumbraremos mañana el paraíso?

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