lunes, 27 de junio de 2022

INMA+MA

Fin de semana con sentimientos opuestos, de alegría y de pena. Con un leve pero continuo dolor en una muela del juicio -los antibióticos previos a la segunda cita con mi dentista parecen obrar maravillas- nos emplazamos un grupo de amigos en Las Palmas para almorzar con nuestra amiga Inma a la que la vida y la jubilación han devuelto a su patria chica. Un reencuentro emocionante para ponernos al día, recordar tiempos pasados y hablar del futuro que no es otro sino hoy. Un plan absolutamente repetible y nuevamente apetecible. 
Allí, almorzando en Triana como en los viejos tiempos, recibo la noticia de la marcha de mi amigo y compañero de trabajo Miguel Ángel con el que he compartido unos años de complicidad y buen entendiniento. Vecinos de niños en Santa Cruz, casi puerta con puerta, acabamos encontrándonos con los años, trabajando juntos en la misma oficina y en áreas diferentes pero complementarias. Amantes ambos de la buena conversación y los perros, la vida le abre a él un nuevo horizonte que, ojalá, podamos seguir compartiendo. Lo mio, a estas alturas de la vida, es pura envidia, lo reconozco; tener el valor de cambiar es algo a lo que aspiro sin atreverme.
Todo lo mejor para Míguel y para Inma, todo mi cariño con ellos. Dos buenas personas.

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