En la política, como en botica, siempre puedes encontrarte a un mal bicho peor que tú, siempre, siempre hay que estar ojo avizor. Recuerdo la historia del abusón del barrio al que todos temían. Una noche, en una discoteca, se cruzó con alguien que le largó dos navajazos.
La situación esperpéntica en la que se encuentra el PP ahora es comida para carroñeros; ante este espectáculo de a ver quién la tiene más grande no sabría decir quién será el vencedor. Como en Highlander, sólo puede quedar uno.
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