Una serie que rompe por dentro
'It's a sin' de HBO recuerda el genocidio acontecido en los ochenta.
https://www.lavanguardia.com/series/20210131/6209418/it-s-a-sin-hbo-serie-sida-reino-unido.html
PERE SOLÀ GIMFERRER. 31/01/2021 07:00Actualizado a 31/01/2021 08:09
Una de las ficciones que marcaron 2019 era Years and years, ese acontecimiento televisivo creado por Russell T. Davies donde una familia británica sufría los cambios en los tiempos. La serie se imaginaba un futuro tan próximo como inquietante que resonaba entre un público que, a diferencia de sus padres, habían dejado de idealizar el futuro para mirárselo con escepticismo. Y, como si entender lo tiempos fuera su fuerte, Davies repite la jugada esta temporada con el estreno de It's a sin en HBO que tiene reminiscencias cercanas para hablar del pasado.
Para que nos entendamos, It's a sin narra la difusión del SIDA en el Reino Unido de la década de los ochenta. No es la primera obra audiovisual en hacerlo, por supuesto, pero sí ha tenido el don de la oportunidad. El guionista ya explicaba en 2015 que quería celebrar las vidas de aquellos que había perdido en los ochenta víctimas de la enfermedad, en 2018 estaba ya en fase de preproducción y en 2019 el reparto estaba contratado con Olly Alexander (por casualidad el cantante de la banda Years and years) en el papel principal.
¿De qué va It's a sin? Ritchie (Olly Alexander) deja su pueblo natal, cerrado, para estudiar en una ciudad de Londres donde confía poder vivir su sexualidad en libertad. Roscoe (Omari Douglas) pierde a toda su familia cuando sale del armario. Colin (Callum Scott-Howells) es un joven galés que trabaja de aprendiz de sastre. Todos ellos acaban coincidiendo y viviendo en un apartamento al que bautizan como Pink Palace y donde estarán con Jill (Lydia West), aspirante a actriz y mejor amiga de todos ellos. El único problema es que es 1981 y se va extendiendo un murmullo: la aparición de una misteriosa enfermedad que mata a los homosexuales en Estados Unidos.
Cuando se dice que It's a sin tiene el don de la oportunidad es porque resulta imposible no entender un poco mejor la aparición de una nueva enfermedad y su forma de instalarse en un territorio sin que puedas hacer nada en tiempos de Covid-19. Somos más que conscientes de la importancia de la información de salud, del papel activo que debe ejercer el Estado para mantener o curar la salud de la población, y también el desconocimiento, la ignorancia y la mala fe de muchos que prefieren agarrarse a cualquier mentira y conspiración antes que entender la enfermedad por lo que es.
Quizá ahora sea el momento ideal de ver It's a sin para enfadarse y hundirse en la ira al reflexionar sobre todo lo que no se hizo en los ochenta porque los afectados eran unos apestados sociales, una minoría cuyas conductas sexuales escandalizaban a los poderes. ¿Por qué tratar el VIH y la SIDA como emergencias de salud pública cuando las principales víctimas eran hombres homosexuales? ¿Para qué abordarlo desde el Gobierno y la prensa? ¿Merecía la pena perder el tiempo informando y buscando la manera de tratar y/o curar a los pacientes afectados por el virus? La conclusión en esa época era que no, que claro que no.
Lo más loable de It's a sin es la capacidad de tratar a los personajes (inspirados en amistades del propio Russell T. Davies) con un afecto y una sed de vida que no tienen nada que ver con la aparición del virus, el desencadenante que lleva la historia. El guionista tiene claro que la miniserie quiere concienciar sobre una época pero que por encima de todo es un homenaje a todas aquellas personas que vivían en Londres y un buen día fueron a morir a escondidas en casa de unas familias que ocultaban la enfermedad y que les privaban de ver a sus amigos porque eran malas influencias, porque eran enfermos aunque estuvieran más sanos y fuertes que un roble en primavera.
Son cinco episodios bien contados, a ratos frenéticos (merece la pena mencionar a un Olly Alexander con mucha cara argumentando de fiesta que deben pasar del VIH porque es una enfermedad inventada para tenerlos a raya, que si realmente murieran tantos homosexuales aparecería en los telediarios) y que funciona en las dos vertientes que propone: la festiva y la dramática, que conviven con una simbiosis que permite que los momentos más duros aturdan con todavía más intensidad.
Es la celebración de las vidas de los hombres homosexuales que desafiaban la heteronormatividad desde sus bares, sin disimular la pluma, sin dejarse afectar por los prejuicios de la sociedad, sin hundirse por el odio que le manifestaban sus presuntos seres queridos, esa familia incapaz de aceptarles tal y como eran.
También es la tragedia de ver como un virus desconocido les afecta y se esfuerza en robarles la humanidad a base de vergüenza, de secretismo, de tratarles como seres indignos de una atención médica. No falta una buena ración de crítica en el discurso de Davies: aquellos que alimentaban y perpetuaban la homofobia (o callaban ante sus embates) son cómplices de esas muertes.
Deben disculpar que diga la palabra "necesaria", tan utilizada en estos últimos tiempos al hablar de ficción televisiva, pero es que It's a sin lo es. Es una fantástica miniserie que se ve en un abrir y cerrar de ojos tras llorar a moco tendido con una trama cruel de la que ni tan siquiera se pueden distanciar los jóvenes protagonistas a base de ingenio y de copas (con una dirección que domina la tensión cuando el sexo se puede convertir en una sentencia de muerte).
Pero sobre todo es necesaria porque muchos de los que fallecieron fueron enterrados desde el estigma. Merecían ser llorados a mares en calles, en discotecas, en parlamentos, en playas, en portadas, en el comedor, desde lo alto de una colina, bajo el chorro de la ducha, en familia y entre amigos pero siempre desde su totalidad, sin avergonzarse de un ápice de las personas que eran. Con orgullo.
Y con la efectividad que tiene It's a sin de romperte por dentro con unos personajes que derrochan vitalidad, no queda otra que llorar. Que cada lágrima sea un homenaje a quienes fueron y rieron y follaron y bailaron y nos dejaron antes de tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario