martes, 19 de enero de 2021

OVERTHINKING

Hoy me reincorporo  a mi trabajo mañanero cascabelero, ganas 0 absoluto. Pilas debidamente cargadas, según me dicen todos aquellos a los que les gusta sentenciar sobre las vidas ajenas, que son tantos. La vacaciones de Navidad de este pasado y aciago 2020, fiestas que recordaremos por raras, buscando un adjetivo amable, caseras y hasta siniestras, donde, en mi caso, he intentado -casi lográndolo- permanecer en modo OFF, con perfil bajo donde los haya. Hemos presenciado la muerte de algún amigo, otros que si te he visto no me acuerdo (estos se olvidan rápido), algunos compañeros de trabajo en los que no pensar, pequeños viajes domésticos familiares, una Oferta Pública de Empleo, dos amigas vacunadas ya que nos hacen felices (por algo se empieza) y hasta un episodio intrauterino de mi perra Octavia que nos dejó profundamente tocado a ambos y que ha quedado superado.

Continúa pues este año, profesionalmente hablando, pero empiezan mis labores ayuntamentiles, labores que espero acometer desde la perspectiva de mi nuevo yo, a ver si lo logro. Las Navidades han servido para pensar, mucho. Pensar en cuál debe ser mi actitud ante la realidad, una actitud adulta, a la defensiva y con el toque nihilista necesario, no queda otra. Ahora sí, con la boca grande, el mismo perro con distinto collar. ¡Qué expresión más oportuna en un contexto apropiado!

2021 será un año de encrucijadas, de cambios, bodas, vacunas y viajes. Cruzo los dedos. 

Imogen Heap, *Speak for Youlself.

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