El estado de alarma, el amanecer del conoravirus, el ya maldito COVID, el confinamiento, las medidas excepcionales, la reducción de aforo, los guantes, las mascarillas, los geles, los felpudos mágicos, las colas, las separaciones, los comunicados, los desmentidos, los bulos, los enterados, los que juran todo, los que no conocen la empatía, y de asertividad ni hablemos, los que nos esclavizan; aquellos barros y estos lodos... ¿no están hartos ya? Sí, lo sé, hartos es poco. Leer que en algún lugar está comenzando la vacunación es un soplo de aire fresco esperanzador del tipo ¡TIERRA A LA VISTA!
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