jueves, 5 de noviembre de 2020

(SIC)

A todos ellos; a los demás, no.

Por sus obras los conoceréis, dicen. Si uno no puede esperar, muy al fondo, que los amigos se comporten como tales, ¿no sería mejor estar solo entonces? Por sus obras, por sus actos, he ahí el quid para descubrir al lobo con piel de cordedo o, llanamente, al tapado. Estos, como los agujeros negros, cuanto más lejos mejor.

Vayamos a un ejemplo ilustrativo de esta tonta reflexión mañanera. Véase un diploma oficial con toda una ristra de sellos y firmas digitales, el cual se presenta como mértito ante un "tribunal", todos amigos o conocidos, en una escala u otra. El diploma se rechaza porque (sic) no parece que estén todos los sellos. O sea, que directamente me acusan de ser un falsificador o un delincuente, que tanto monta. 

Así pues, con el rabo entre las piernas y aspecto de golfo apandador, abandono la reunión sin que mis amigosoconocidos hayan valorado mi esfuerzo formativo. ¿Qué paso es el siguiente? Yo lo sé. Ya lo he dado.

> Me parece que Jose está enfadado conmigo, dijo...

Afortunadamente, costumbre heredada de mis padres, amigos tengo, y muchos, y buenos. Lo/s demás sobra/n.

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