miércoles, 21 de octubre de 2020

UNA CITA

Tuve ayer cita en la Seguridad Social porque quería que me contestaran, de primera mano, una serie de preguntas que me rondaban por la cabeza y que, hasta ayer, nadie me había sabido explicar sinoi con la boca pequeña. Pertrechado con mascarilla, gel hidroalcohólico en mis manos, distancia de dos metros de la mesa-búnker metacrilatizada de la administrativa que me atendió, entrego mi DNI para que esta señora, muy amable, imprimiera unos papeles -los cuales no me pude llevar porque eran "sólo para sus ojos", según me explicó; puede sacarlos de Internet, me dijo. O sea, doble trabajo, dobre imprseión, doble cantidad de papel. No entendí nada-, que leyó con detenimiento para rdecirm bla bla bla. Todo muy profesional, sí, los años que me restan trabajando, hasta cuaándo debo seguir cotizando, un posible convenio con la Tesorería de la SS, la pensión bruta supuesta que me espera si persevero, etc. Eso sí, todo explicado muy amablemente y con una sonrisa en la boca, que no quería decir otra cosa que ¡eres pobre, jódete, a trabajar! Para terminar tanta dosis de información me atreví a preguntar en el banco la fecha en que terminno de pagar la hipoteca de mi casa, pero ésta es otra dolorosa historia.
Para terminar un poco de ballet español, tan patrio como la Seguridad Social, si cabe; música para compensar tanta realidad de golpe.
Pablo Sorozábal, *Paso a Cuatro.
(Ballet Nacional de España)

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