Se abre el telón.
Dos oficinas como decorado; en ellas dos mujeres, oficina mayor, y un hombre en la restante, los tres de mediana edad.
Los personajes se encuentran trabajando, aparentemente concentrados. Se escucha únicamente el sonido del teclado de sendos ordenadores. El hombre sale de su despacho y habla con la mujer 1 y la mujer 2.
Hombre: ¡por cierto! no les conté que la tarde del pasado lunes quedé con A para tomar café.
Mujer 1: Te admiro, no sé cómo lo haces para tener tanta vida social...
Antes de que el hombre pueda contestar interviene rauda la Mujer 2.
Mujer 2: A ver, es que tú no tienes nada que hacer y tienes todo el tiempo del mundo para tener vida social. Nosotras, en cambio, somos madres* y tenemos a cargo los hijos, marido, los padres, la casa, la plancha, la comida y esas cosas. Y claro, imposible sacar tiempo para algo que no sea todo esto.
Hombre: Impresionado me quedo ante esta demostración de machismo, parece que si no tienes hijos no trabajas. Te cuento lo que yo hago un día cualquiera entre semana: me levanto a las 4 de la madrugada, entro a la oficina a las 5 y salgo a las 14. Preparo la comida al perro, almuerzo, un rato de sobremesa y vuelvo a sentarme a trabajar hasta las 9 ó 9:30. Los fines de semana alternos trabajo igual. Pero claro, como no tengo hijos lo que hago no cuenta.
El Hombre vuelve a su despacho, apesadumbrado, sin esperar a que le contestes y escucha como la Mujer 1 y la Mujer 2 hablan susurrando pero sin que se les entienda.
Fin de la escena, baja el telón.
♫
Rossini, *Dueto de gatos.
Sí, José, es el sectarismo que nos invade. También desde ideologías con las que estamos de acuerdo y que a veces, por esas actitudes, se nos hacen antipáticas. Como dice el autor de Sapiens, las ideologías son las religiones de los siglos XX y XXI. De ahí viene sectarismo: de secta
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