Buenos días. Anoche soñé con Buenos Aires, paseaba por la Avenida del Libertador para terminar sentado en el jardín bajo el edificio de la Biblioteca Nacional, el famoso edificio ejemplo de la mejor arquitectura brutalista de la época (1971-1990). Se da la circunstancia que esta biblioteca se erigió sobre las ruinas del demolido palacio Unzué, aquél dónde viviera Evita Perón y su dictador marido.
Este nuevo edificio será el símbolo de la integración. Cuando los "gorilas" quieran investigar, tendrán que hacerlo donde vivieron Perón y Evita, y en el casa de los peronistas, que pregonaban "alpargatas si, libros no", no encontrarán la casa de su líder sino la Biblioteca Nacional.
Cicerón dijo: "Quien tiene una biblioteca con jardín, lo tiene todo". Siempre es un placer encontrar una biblioteca rodeado de naturaleza en plena ciudad, un lugar perfecto para sentarse y descansar.
Mi Buenos Aires querido nos cantaba Gardel, también que el tiempo no es nada, ni siquiera veinte años, así que, una vez pasado lo peor -cruzo los dedos por ello- nos encaminamos inexorablemente hacia el verano, nuestro primer verano postcuarentena, de lleno en la mal llamada nueva normalidad (mejor, nueva anormalidad). Tanto habrá quedado atrás, viajes, bodas, reuniones de amigos, besos y abrazos. Pero, aún así, la vida sigue, ¿o no? ¡Feliz comienzo de semana!
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Carlos Gardel, *Por una cabeza.
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