domingo, 19 de abril de 2020

35º. TRIGÉSIMO QUINTO DÍA, QUE NO GRADOS


Llevo tiempo queriendo escribir, pero aunque parezca incongruente aún no he encontrado tiempo para hacerlo: el teletrabajo, el trabajo propio de mi profesión, las siestas, las noches... no me dejan mucho más tiempo libre para sentarme a hacerlo. A este libro, de entrada, habría que añadirle un capítulo extenso, el actual, sobre el que mucho se escribirá. En el mundo en el que vivimos, donde las relaciones personales son tan importantes, donde abunda la depresión y tantas patologías desconocidas en otras sociedades a las que se denomina "menos avanzadas", parece que uno debe dar siempre explicaciones por cómo es, una y otra vez, ya sea joven o viejo. Todo hay que explicarlo, siempre. Si hace deporte, cuál, o no y por qué; si come esto o aquello, si le gusta esta música o la otra, si viaja a lugares desconocidos o repite, si es creyente o ateo si sigue la senda o se sale de ella... 
Necesito escribir sobre la vida misma, sobre cómo la veo, sobre cómo la entiendo, sobre cómo la vivo. Sobre el bullying cuando ni siquiera existía una palabra para definir a los abusones de toda la vida. Sobre los cambios en la adolescencia y la percepción del mundo y de la gente. Sobre la familia y los amigos, y viceversa; los amigos que nunca lo fueron y la familia que, finalmente, no estuvo a la altura. Sobre la religión y las religiones. Sobre el egoísmo generalizado y la solidaridad imperante. Sobre los perros, los animales, la naturaleza y sobre Cicerón. Sobre los libros y la música, que hoy lo son todo. Sobre los planos perpendiculares y los que no. Sobre los hijos que no llegaron. Sobre Pablo, que llegó para quedarse. Sobre lo humano, más, y lo divino, menos.
Sobre lo que se da para no perderlo.
Sobre la música de hoy, sublime. El aria Com'e bello! de la ópera de Donizzeti "Lucrezia Borgia", esta vez cantada por Renée Fleming. Una de mis arias favoritas, de esas que, lentamente, te va llevando al éxtasis final. 

Ah! triste notti e veglie amare
Debbo sola sostener
Gioie sogna, ed un angiol
Non ti desti che al piacer!

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