lunes, 20 de enero de 2020

EL FUTURO NO EXISTE

Esta mañana ha sido dura, esta vez no por trabajo sino por la muerte de una persona cercana. Una persona de esas que, en otras circunstancias no llegarías a conocer nunca pero que, en este caso concreto, los astros se alinearon para que así fuera. Mi trabajo como empleado público suele ser ingrato, pero muchas veces da la oportunidad de echar una mano en la medida de lo posible.
Por una serie de cosas llegué a conocer a un matrimonio que lo estaba pasando mal, retornados del extranjero y habiendo dejado atrás su vida y su fortuna. Poco a poco las piezas fueron encajando, a pesar de muchos impedimentos -un personaje siniestro, unos informes sin peso, un pariente sin sentimientos, etc.-, para terminar en la muerte de él.
Durante el tiempo que he compartido momentos con esta pareja tuve la oportunidad de ver a ella cuidando de manera exquisita a su marido ante su lento pero continuo deterioro cognitivo; él me saludaba siempre sonriente, incluso las últimas veces cuando su mente andaba por lugares desconocidos para la mayoría de nosotros, quizá deambulando entre crucigramas y sopas de letras, encontrando siempre la sonrisa de ella, siempre agradecida por todo, en mi caso por lo poco que puedo hacer.
Que el tiempo lo cura todo es una ley universal, tan cierta como que durante el luto y el duelo se sufre muchísimo, haciendo la pérdida insoportable, pero no obstante se acaba saliendo a la superficie, se termina disfrutando del presente (el futuro no existe) y del resto de nuestra vida. DEP.
Yo-Yo Ma, *Suite para violonchelo nº1, Bach.

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