lunes, 12 de agosto de 2019

LO QUE OCURRE HOY

Domingo pasado, 16:00h, en un taxi desde el aeropuerto hacia mi casa. Pasamos frente a una casa tutelada donde suele haber, en la puerta, algún chico negro pasando el rato. Esa tarde estaban sentados tres de estos adolescentes cuando el taxista me dice: míralos, morenitos a los que le pagamos la estancia en España. Este comentario tan poco afortunado, donde supuestamente el cliente -o sea, yo en este caso- debe estar a la altura de la conversación y darle la razón al taxista, me deja tan descolocado que no soy capaz de callarme, aunque haciendo gala de la mayor diplomacia posible.
Bueno, hay que tener en cuenta que a ningún pide de esta edad le debe hacer mucha gracia estar aquí sólo fuera de su país, de su pueblo, de su familia, le dije.
Ah, visto de esa forma, pues es verdad, contestó él.
Y yo me pregunto, ¿qué le hace al españolito medio, temeroso de Dios (escapularios, rosarios y demás santerío colgado del retrovisor del vehículo) ser tan poco solidario? ¿Tan pronto hemos olvidado la época en la que hordas de canarios emigraban a Venezuela con una mano delante y otra detrás? ¿Dónde ha quedado la solidaridad de la que hacía gala nuestro pueblo?

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