lunes, 26 de agosto de 2019

LA POBREZA EN EL LABERINTO

Tengo un amigo de la infancia que me conoce bien y con el que hablo a menudo de la vida. Él insiste en que, si el siglo XXI nos ha traído la preocupación por en Medio Ambiente, el cambio climático, etc., la siguiente vuelta de tuerca será, sin duda, la burocracia; ésta debe cambiar radicalmente para que la vida de los humanos mejore.

He estado leyendo el libro "Silencio administrativo" y es triste y real a partes iguales. Me da muchísima pena que podamos vernos reflejados en esta suma de despropósitos donde el verdadero problema desaparece perdido en la maraña burocrática. ¿Es que no hemos avanzado nada desde aquel preclaro "vuelva usted mañana" de Larra?

Para un trabajador en la función pública lo más importante debe ser siempre el ciudadano, antes que el funcionario o el político. El ciudadano, o el administrado como se denomina -feo nombre-, debe ser el referente y los trabajadores públicos se deben a ellos en todas las parcelas que ocupen, Servicios Sociales, Urbanismo, Cultura, etc. Un pueblo bien administrado, con coherencia, con humanidad, es un pueblo que termina siendo feliz.

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