Cuando uno tenía más presente las enseñanzas religiosas una de las normas básicas de la educación en el colegio era "visitar a los enfermos". Ahora, con la vida que llevamos, cuadrar los horarios se ha convertido en una tarea ímproba; cuadrar los horarios para ir a visitar a alguien es casi imposible, y mira que lo intento. Me recuerda a aquello de "la señora marquesa recibirá de tal a tal hora...".
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