70.000 manifestantes piden medidas contra el cambio
climático en Bruselas
La capital belga se ha convertido en epicentro de numerosas
marchas ecologistas.
ÁLVARO SÁNCHEZ
Bruselas 27 ENE 2019 - 23:05 CET
https://elpais.com/sociedad/2019/01/27/actualidad/1548601992_944258.html
La lluvia y el viento lo pusieron difícil, pero la segunda
gran manifestación contra el cambio climático, convocada este domingo en
Bruselas por la organización Rise for Climate, ha superado la multitudinaria
marcha de comienzos de diciembre. Según cifras de la policía, unas 70.000
personas —5.000 más que entonces— han recorrido las calles de la capital belga
para pedir a la clase política que cumpla con los compromisos adquiridos en
París para frenar el deterioro del planeta.
La movilización partió de la Estación del Norte, donde
desembocaron numerosos asistentes procedentes de todo el país, y acabó frente
al Parlamento Europeo. En paralelo, un grupo formado por varios cientos de
activistas se concentró en los alrededores del barrio europeo y cortó la calle donde
se encuentran las principales instituciones comunitarias —sin apenas actividad
por ser domingo—, en medio de gritos que reclamaban a los líderes políticos más
contundencia ante las emisiones contaminantes. Casi todos ellos pusieron rumbo
a la Eurocámara poco después para unirse a la marcha principal, pero la policía
detuvo a 16 personas que se negaron a poner fin al bloqueo de la calle.
Bajo los paraguas, el río humano avanzó sin más incidentes.
Entre las proclamas, lemas contra el uso de plásticos, el maltrato animal o la
energía nuclear. "Es mi primera manifestación", explicaba una
adolescente de 13 años mientras caminaba junto a su madre y una amiga de su
edad. Ambas se enteraron a través de Facebook. El movimiento ecologista belga
se ha nutrido de las redes sociales para ensanchar su base y ganar tracción
entre los más jóvenes. La marcha de Bruselas ha sido un claro ejemplo de
reunión intergeneracional. El carácter amable y pacífico de las manifestaciones
y las alusiones al futuro del planeta han convertido estos actos en lugar de
congregación de padres con hijos pequeños, adolescentes, adultos y mayores,
todos ellos representados en una proporción bastante similar.
El gran impulso ha llegado en las últimas semanas de un
lugar improbable. Los institutos. El 10 de enero 3.000 estudiantes abandonaron
las aulas y salieron a la calle para pedir una política climática más
ambiciosa. Y la llama cundió. Al jueves siguiente eran 10.000. Y una semana
después, 35.000. La huelga de estudiantes de cada jueves se ha vuelto así un
hábito cuyo final todavía es desconocido en una de las capitales con mayor
congestión de tráfico de Europa.
Victor Crokart, boyscout de 15 años, estuvo en la marcha del
pasado jueves y ha repetido este domingo. "He venido por el mundo de mañana.
Por la subida del nivel del mar", afirma. A su lado, Thomas de Kayser, de
la misma edad, anticipa que las huelgas de alumnos durarán hasta que las cosas
cambien. "Los problemas vienen de los adultos y no hacen lo suficiente
para cambiar las cosas", lamenta.
No es muy habitual en un país de 11 millones de habitantes
alcanzar cifras de participación en manifestaciones como la de este domingo,
cuyo equivalente en España sería de casi 300.000 asistentes. Los inspiradores
de las movilizaciones pretenden convertir el asunto en uno de los temas clave
del debate electoral, con los comicios belgas y europeos en el horizonte. Ante
la creciente presión en las calles, el primer ministro, Charles Michel,
prometió hacer de la lucha contra el calentamiento global un tema prioritario
para su Ejecutivo, pero tras la ruptura de la coalición de Gobierno hace mes y
medio carece de margen de maniobra. "Hemos entendido el mensaje",
zanjó tras la protesta climática de diciembre.
Por ahora solo hay palabras sobre la mesa y los líderes
belgas no parecen demasiado inquietos dada la ausencia de violencia —que tantos
quebraderos de cabeza causa a Emmanuel Macron en la vecina Francia con los
chalecos amarillos— y lo asumible de la retórica ecologista para la mayoría de
las fuerzas políticas. Sin embargo, los organizadores de las marchas insisten
en que no pararán hasta que no haya gestos claros. "La humanidad afronta
su mayor desafío existencial. Nuestras acciones se multiplicarán. La
radicalidad es hoy una necesidad", advirtieron durante el acto.
UNA LÍDER DE 16 AÑOS
En Bélgica, al igual que en otros países del viejo
continente como Alemania o Suiza, está calando el ejemplo de la joven Greta
Thunberg, que con solo 16 años se ha convertido en un símbolo estudiantil
contra el cambio climático y en una conocida activista internacional. Thunberg
participó en la última cumbre del clima de la ONU, celebrada en Katowice
(Polonia), y también en la conferencia de Davos (Suiza).
Thunberg ha inspirado las huelgas y manifestaciones de estudiantes
que se están realizando en muchas ciudades del mundo todas las semanas para
instar a los Gobiernos a luchar contra el cambio climático. Desde agosto, esta
joven protesta todos los viernes frente al Parlamento sueco con una pancarta:
“huelga escolar por el cambio climático”.
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