Sentado estoy de nuevo dibujando, las tardes no tienen horas suficientes para llevar el trabajo al día y los fines de semana, aunque no debiera ser así, se convierten en mi válvula de escape profesional. A ratos me levanto, para despejar la cabeza y los ojos, y así, entre muchos capítulos autoimpuestos, he terminado de ver hace un rato la última de las películas basadas en las novelas de J.R.R. Tolkien, las trilogías de "El Hobbit" y "El Señor de Los Anillos". Pocas veces tenemos la oportunidad de ver adaptaciones en el cine filmadas con tanta exquisitez y profusión de detalles. Toda una fiesta para los sentidos ver estas películas, una y otra vez.
Ya, con cara de hobbit, dejo la Tierra Media y me enfrasco en nuestro Mordor particular, la vida real, y regreso al tajo.
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