sábado, 3 de noviembre de 2018

SILBIDO DE BALAS

¿Han sentido alguna vez dolor por la falta de tiempo? Les aseguro que a mi me duele, necesito más y no hago sino pensar en que se me va la vida -espero no estar deprimiéndome-.
Un amigo cercano me recuerda siempre que tiene ocasión que estamos en guerra y las balas pasan cada vez más cerca. Sí, lo sé, eso mismo le digo, ¡pero qué necesidad de volverme hablar del silbido de las balas!
Me gusta el invierno, la lluvia, el gris del cielo, el frío. Pero a la vez me pone triste, el césped crece y no se puede cortar, el jardín está siempre mojado, anochece antes, los días son desapacibles, estas dichosas incongruencias con las que vivimos.
Veo a mis perritas haciéndose muy mayores, a mis padres, a mi mismo; veo el tiempo que paso trabajando y descuidándome, la falta de sueño, los problemas de los demás que me superan, los míos que se convierten en un mundo en sí mismo, lo que leo de nuestro mundo y en lo que se está convirtiendo.
Necesito tiempo para mi, para leer, para jugar con mis perras, para disfrutar con mi pareja, para dormir más, para soñar, para escribir, para mirar el cielo, observar a las aves y a las vacas, perderme entre la naturaleza, sumergirme en el mar, conversar y que me escuchen, apagar el móvil, no pensar en el dinero ni en el futuro ni en las dichosas enfermedades,  ni en las personas que nos intoxican.
Quiero más tiempo, sólo pido esto. I want to break free!

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