AGRADECIMIENTOS

Hoy he tenido una de esas mañanas que uno, si pudiera ver el futuro, evitaría por todos los medios. Una de esas mañanas en donde el estrés es tan grande qué sólo quisieras saltar y no volver a pisar el suelo. Uno de esos días en que te molesta todo y todos, empezando por el teléfono, las constantes interrupciones y, sobre todo, el contrarreloj, el petardo en el culo. La prisa es siempre mala compañera de faena, pero ¿cómo evitarlo? Sólo existe una fórmula para solucionarlo, una a la que yo llamo "la fórmula Lola Flores" y es ¡irse!
Como contrapartida y, como es de bien nacido ser agradecido, esta tarde he tenido una conversación larga por Whasaap -sé que es una manera fría de hablar, sí, pero algo es algo en esta vida de velocidad en la que estamos-. No diré con quién, pero se trataba de una invitación a comer juntos para hablar y compartir un tiempo de agradecimiento. Ahora soy yo el que agradezco que me agradezcan.

BULLYNG


Yo sufrí bullying durante mucho tiempo, aunque eran los años en los que no se hablaba de acoso, ni de anorexia ni de nada políticamente incorrecto. Uno se hacía fuerte porque si te caías ya no te levantabas nunca. No hablo nunca de esto porque yo tuve la suerte de levantarme y de pasar página absolutamente, siempre con mis amigos, los cuales conservo después de 50 años. El romanticismo del pasado murió hace ya muchos años para mí y ahora vivo el presente apasionadamente, o al menos lo intento. Mi pareja, mis perras, mi familia, mis amigos, mi música, mis libros, mi jardín; poco más se puede pedir, salvo salud.
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Geraldine Suzette Matute, de 16 años, en una de las aulas de su colegio, en Honduras.. La niña ha sido víctima del 'bullying' en varias escuelas, lo que le ha acarreado una depresión. Adriana Zehbrauskas Unicef

La fórmula de Finlandia para combatir el ‘bullying’
La mayoría de iniciativas en las escuelas se centran en el matón o la víctima pero hay un elemento clave con el que apenas se trabaja: el público. La psicóloga Christina Salmivalli descubre cómo el mirón legitima el acoso.

En 2006, el Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia encargó a un grupo de investigadores desarrollar un programa global contra el acoso escolar o bullying que involucrara tanto la prevención como la intervención y que pudiera implantarse en cada colegio de Finlandia durante la enseñanza básica (entre 7 y 15 años). A cargo del grupo de expertos que desarrollaron el plan se encontraba Christina Salmivalli, profesora de Psicología de la Universidad de Turku en Finlandia, que ha pasado los últimos 25 años investigando sobre el acoso escolar y su prevención.
“Hasta entonces se había actuado desde las normativas, y todos los colegios debían poner en marcha una estrategia antibullying e implementarla: sin embargo, no había herramientas que realmente se basaran en pruebas y los niveles de acoso no bajaron. Es más, parece que aumentaron”, explica Salmivalli, que dice que, ahora, tenían la oportunidad de poner en común toda la experiencia que habían desarrollado “y traducirla a recursos prácticos que pudieran usar profesores”. Así nació, KiVa, abreviatura en fines de kiusaamista vastaan (contra el acoso), una herramienta que trabaja las emociones de la clase con lecciones mensuales y juegos de ordenador.
La particularidad del programa finlandés es que, mientras la mayoría de iniciativas contra el bullying se centraban en el matón o la víctima, había un elemento clave con el que apenas se trabajaba: el público. Las humillaciones del acosador solo tenían sentido si había una audiencia que las aplaudía. “Los investigadores están de acuerdo en que una de las principales razones del acoso escolar es la gran necesidad de estatus, visibilidad y dominio de algunos estudiantes”, explica Salmivalli. Y dice que con el abuso —ya sea físico, psicológico o social— sobre los estudiantes con menos poder, otros demuestran su estatus y el grupo, a menudo, lo refuerza. Este programa “se basa en la idea de que el cambio positivo en el comportamiento de la clase puede reducir la recompensa que obtienen los acosadores del bullying y por tanto, su motivación para acosar”, aclara.

Enseñar que el acoso no es guay
KiVa se basa en dos tipos de acciones: generales y específicas. Las generales están dirigidas a toda la clase como herramienta de prevención. Consisten en lecciones mensuales en tres cursos (primero, cuarto y séptimo), en las que “los estudiantes aprenden sobre las emociones, el respeto en las relaciones, la presión de grupo y lo más importante, sobre lo que ellos podrían hacer para acabar con el bullying”, continúa Salmivalli. El objetivo, dice, es incrementar la conciencia de su papel como testigos y cómo esos espectadores (mirones) podrían responder para acabar con un potencial caso de acoso, en lugar de mantenerlo o incluso alimentarlo. “Hacemos varias actividades mediante las que los estudiantes aprenden a apoyar a los compañeros vulnerables y contribuyen a la inclusión de cada uno y al bienestar del grupo”, aclara Salmivalli. Además, hay un juego en Internet con el que trabajan esas emociones.

En España un 14% de los adolescentes denunciaron que habían sufrido acoso, según PISA
Las acciones específicas de KiVA se ponen en marcha cuando se detecta un caso de acoso escolar. Para ello, se designa un Equipo KiVa con profesores y otros miembros del personal de la escuela, para que hablen con víctima y acosadores y sigan la evolución de las agresiones. Además, el tutor elegido se reúne con varios compañeros —entre dos y cuatro— considerados populares en clase, para animarlos a apoyar a la víctima.
Otra de las claves de su éxito, considera la investigadora finlandesa, es que en lugar de ser un proyecto de un año que comienza y termina, el objetivo es que sea parte de un trabajo sistemático y sostenible de prevención e intervención. Tras probarlo en 234 colegios con 30.000 estudiantes, aseguran que se acabó con el acoso en un 79,4% de casos y se redujo en un 18,5% de las ocasiones.

La escuela, sinónimo de tormento
En 2015, el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) de la OCDE, preguntó, por primera vez, a los alumnos de 15 años sobre cuestiones relacionadas con el bienestar como la motivación, la pertenencia o la ansiedad. Las respuestas de los jóvenes relacionadas con el bullying son alarmantes y revelan, en palabras de la propia OCDE, que “para algunos estudiantes, la escuela es un lugar de tormento”.
En cada clase, de cada colegio, de cada país de la OCDE, hay un niño al que pegan o empujan sus compañeros, según el Volumen III de PISA 2015, que concluye que a un 4% de los estudiantes de 15 años de la OCDE (aproximadamente uno por aula) le pegan en clase y de un 11% se burlan. Hong Kong lidera la lista, con un 26,1% de estudiantes de los que se mofan y un 9,5%, que empujan o pegan (un 32,3% en total). Le sigue Letonia (30,6%), República Dominicana (30,1%), Túnez (28,2%) y Rusia (27,5%).

Las humillaciones del acosador solo tienen sentido si hay una audiencia que las aplauda
El acoso escolar no entiende ni de regiones ni de resultados. Entre los sistemas educativos con mejor nota en la última evaluación PISA, en todos los casos, los niños manifestaron situaciones de bullying: Singapur (27,5%), Japón (21,9%), Estonia (20,2%), Taiwán (10,7%), Finlandia (16,9%), Macao (27,3%) o Canadá (20,3%). En España un 14% de los adolescentes denunciaron que habían sufrido acoso: un 8% con burlas y un 2,9% con violencia física. Países Bajos (9,3%), Taiwán (10,7%), Corea (11,9%) e Islandia (11,9%) fueron los lugares en los que menos proporción de estudiantes manifestaron sufrir acoso.
La Unesco también ha puesto cifras al acoso y estima que cada año, hay 246 millones de niños y adolescentes que lo sufren. En España, según una encuesta realizada por Save the Children, la mitad de los niños admite haber sufrido alguna forma de humillación o violencia.

Hablar en casa frente al acoso
Junto el trabajo de colegios y maestros, la OCDE recuerda que hablar con los niños en casa es fundamental para prevenir el bullying. El informe de PISA concluye que los programas contra el acoso escolar deben incluir la formación de los maestros sobre cómo manejar este problema y estrategias para interactuar con los padres. De hecho, hubo menos casos de acoso entre los estudiantes que manifestaron en PISA que sus padres los apoyaban cuando había dificultades en la escuela que los que mostraron poca comunicación en casa, y solo el 44% de los progenitores de estudiantes acosados habían intercambiado ideas con el maestro sobre el desarrollo del niño durante el año académico anterior.

AUGUSTA

Después del susto que me dio Augusta (algo menos de 16 años ya) este pasado fin de semana, fui a ver ami veterinario y le cambió el tratamiento para la artrosis y el dolor -para la edad no hay tratamiento, desgraciadamente-. Desde ayer ya estaba como las castañuelas de nuevo, caminando, saliendo al jardín. Vuelvo a estar feliz al verla tan bien.

¡ME LO DIJE!

Este ritmo mañanero no podré aguantarlo mucho más, lo sé, acabaré con un ¡me lo dije! Me estaba durmiendo después de comer y, por si acaso, puse la alarma en el móvil media hora... ¡y me desperté tres horas después!

domingo, 25 de noviembre de 2018

I♥NY

Museo Solomon R. Guggenheim. 1937, Frank Lloyd Wright.

Este museo fue establecido por la Fundación Solomon R. Guggenheim en 1939, inicialmente llamado el "Museo de Pintura Abstracta", bajo la supervisión de su primer director, la artista abstracta Hilla von Rebay. El museo tomó su nombre actual, poco después de la muerte del fundador de la Fundación, Solomon R. Guggenheim, en 1949.
En 1959 el museo fue movido de un espacio alquilado a su localización actual; también reconocido como una construcción representativa de la arquitectura del siglo XX. El edificio cilíndrico fue diseñado por Frank Lloyd Wright, más angosto en sus niveles inferiores que superiores, y concebido como un "templo del espíritu". El edificio cuenta con una rampa, que funde como galería, y se extiende a lo largo del edificio desde el nivel inferior, en una espiral continua en las orillas exteriores del edificio y termina justo por debajo del tragaluz del techo.

¿QUIÉN ES EL FASCISTA?


Hermann Hesse y la sonrisa triste de Borrell
Y después de la bronca en el Congreso, ¿qué? ¿Quién pedirá perdón por los cristales rotos?
JUAN CRUZ

Mientras pasaban ante él Gabriel Rufián y otros diputados de Esquerra Republicana de Catalunya, todos ellos paisanos suyos, Josep Borrell mantuvo una sonrisa triste, propia de quien no se cree lo que está pasando. Sucedió el miércoles último en el Congreso. La fotografía ha estado en todos los medios, pero el apresuramiento con que ahora todo pasa hizo que esa instantánea pasara como un ruido más de la tarde.

La riña dialéctica que terminó con la expulsión del diputado Rufián del hemiciclo comenzó con un malentendido. El ministro creyó que su adversario lo había llamado racista, y a lomos de la confusión la tensión se hizo estallido. Lo había llamado fascista.

Es evidente que el ministro no es un fascista; lo saben el señor Rufián y los señores que se fueron tras él, y lo sabe bien el señor Tardá. De manera legítima, el señor Borrell ha defendido ideas contrarias a las que sostienen los independentistas catalanes. Es obvio que atacarlo como lo atacó el señor Rufián obedece a los deseos de este de ir más allá de lo que es aceptable en un debate. El diputado de Esquerra cree que todo se puede decir, porque todo es ficción, y no cae en la cuenta de que está tendiéndose una trampa, pues toda exageración, aunque sea espectáculo, convierte en ridículos los aspavientos.

La sonrisa melancólica de Josep Borrell no se oyó en el hemiciclo. Tampoco se oyó el aspaviento de Rufián (las manos desplegadas, reclamando de manera patética un protagonismo que dio vergüenza ajena y propia). Pero ambos hechos, la sonrisa del ministro y el aspaviento del diputado, dijeron más que el rifirrafe anterior. A Borrell se le vio melancólico, pues lo que ocurría parecía mentira que pasara en las Cortes democráticas, que alguien dijera fascista de otro solo por insultar, y a Rufián se le vio ufano, ignorante del daño que se hace a sí mismo, y a los suyos seguramente. El daño, esa es la palabra que ahora marca la época. La era del daño.

La situación remite a un artículo, también melancólico, como la rabia contenida, que Hermann Hesse, el autor de El lobo estepario, publicó en plena Primera Guerra Mundial deplorando el tono que políticos e intelectuales de su país, Alemania, seguían para remedar, ridiculizar o insultar a los adversarios. El artículo está recogido en La eternidad de un día (Acantilado), una compilación de textos clásicos del periodismo alemán publicados entre 1834 y 1934.

Hesse lo tituló ¡Amigos, no en ese tono!, y debería ser lectura recomendada a Rufián por quienes le acompañan en los escaños republicanos del hemiciclo, y por todos los que, en un lado y en otro de la vida pública, se jactan de gritar más que el de enfrente. Después de su publicación, los nacionalistas que más gritaban entonces en la Alemania prehitleriana persiguieron a Hesse, y cuando ya los nazis se hicieron cargo del Gobierno alemán sus libros y sus artículos fueron prohibidos.

Para pedir que sus compatriotas cambiaran de tono, exaltado por la guerra, Hesse se hizo estas preguntas: "¿Qué nos esperaría una vez acabada la guerra —un porvenir que ya empieza a inquietar—, cuando se reanuden los viajes y el intercambio cultural entre los pueblos? ¿Y quién va a colaborar para que todo retorne a su cauce, para que volvamos a entendernos, a apreciarnos, a aprender los unos de los otros?". El tono se había hecho pedazos.

La melancolía de Borrell, la cara afrentada del hemiciclo, la desolación de la presidenta de las Cortes, la cara de las estenotipistas, el gesto de Tardá, el ruido enorme que siguió, la pena, pero también el regocijo, que marca ahora la conversación política, los aprovechados mediáticos del ruido... ¿Y después qué? ¿Quién pedirá perdón por los cristales rotos?

LO QUE NOS DIFERENCIA Y LO QUE TAMBIÉN

Llego tan cansado al fin de semana que cada vez se me hace más cuesta arriba no descansar y sentarme a dibujar, pero es lo que hay. Bienvenidos seamos todos a la clase media trabajadora, hipotecada, deudora y ¡olé! 
Veía una película muy floja donde, casi al final, entraba el Presidente de los EEUU a la Biblioteca del Congreso donde lo esperaban todos en pie, aplaudiendo ante el discurso se espera que diera. Me hizo recordar, por lo diferente, a el nuestro donde se insulta y se escupe y donde al Presidente si le aplaude la mitad del hemiciclo sería mucho. A ver ahora, con el logro tan importante conseguido por Pedro Sánchez ante el Reino Unido y Gibraltar, cuanto tarda la oposición en dar las gracias al Presidente por el logro.   

AMBOSELI

Una de las mejores experiencias de mi vida, ver amanecer en Amboseli, Kenya, con el Kilimanjaro al fondo.

sábado, 24 de noviembre de 2018

HÁGASE LA LUZ

Hoy no llueve, luce el sol y el cielo está despejado. Sólo falta que suban un poco las temperaturas, que el jardín comience a secarse y que el diferencial que salta cada vez que llueve pueda retomar su posoición y parte de la casa recuperar la electricidad. Amén.


Y YA QUE ESTAMOS

Fangoria, *Interior de una nave espacial abandonada.

QUÉ BONITA ES ESTA ÓPERA

Lo dicho, qué bonita, uno no se cansa de verla ni de escucharla. Segunda ópera anoche de la Temporada 2018-2019 en el Auditorio de Tenerife (sí, en La Calatravada). Lucia Di Lammermoor con Celso Albelo de entrada.
Tenemos una borrasca sobre las islas y diluviaba anoche en Tenerife, y en La Laguna para qué contarles. La tarde estaba tan desapacible y fría que me rondaba por la cabeza no bajar al auditorio de Santa Cruz y quedarme en casa con las perritas y enfundado en una manta leyendo o viendo cualquier serie en la tele. Finalmente el corazón pudo más que el cerebro, me enfundé una sudadera acolchada que es un placer -me importa poco si me hace muñeco michelín- y bajé conduciendo bajo la lluvia hasta los aparcamientos del auditorio. De allí a tomarme un café en el hall y entrar en la sala a ver con qué me encontraba. 
La ópera de anoche, estupenda. Completa en todos los sentidos: cantantes, escenografía, vestuario, coro. Disfruté desde el principio hasta el final de la preciosa música y de las voces, en este caso de los estupendos Celso Albelo como Edgardo, Irina Lungu como Lucia y Andrei Kymach como Enrico, de un coro muy comedido (sin los aspavientos carnavaleros de otras ocasiones), y de una escenografía muy lograda a la par que sencilla (destacaría los uniformes escoceces). 
Saludo en el entreacto al Presidente del Cabildo y al Director General de Cultura, al que le doy la enhorabuena porque es sabida su implicación operística, y me acomodo en el asiento de pasillo, si no se hace insufrible (Calatrava mucha espectacularidad pero es como la nave espacial de la canción de Alaska, brillo por fuera, nada por dentro), a disfrutar del Acto III. Terminada la ópera sobre las 22:30 (un 10 al que adelantó finalmente los conciertos y las óperas a las 19:30), vuelta a casa volviendo a conducir bajo la intensa lluvia llegando a La Laguna. Cena frugal y a la cama. Una noche en la ópera genial.

*Il Dolce Suono (aria de la locura).

miércoles, 21 de noviembre de 2018

AVERGONZADO ESTOY

Que a gentuza como ésta le paguemos un sueldo me da vergüenza ajena. Y lo peor es que osan utilizar palabras como "fascista". Ellos, sí, ¡ellos que son los fascistas!. No hay más ciego que el que no quiere ver.

LOS JARDINES DEL PRESIDENTE

Interesantísimo reportaje radiofónico en RADIO 5 sobre el último libro del escritor iraquí Muhsin Al.Ramli. Un libro medio autobiográfico medio novela que empieza con unas cabezas coetadas y enviadas en cajas de plátanos. Lo auguro muy duro pero muy necesario.


Los jardines del presidente es una novela del escritor iraquí Muhsin Al-Ramli, su primera edición en árabe (Hdaa'k alra'is ) fue en Abu Dabi en 2012 por la editorial Thaqafa y en Beirut por la Editorial Arab Scientific Publishers, (co-edición). 
Es una narración intrahistórica llena de acontecimientos, fechas, temas y personajes de los cuales sobresalen Abdullah Kafka, Tarek el asombrado e Ibrahim Suerte. Los tres nacieron en meses consecutivos, y se convirtieron en inseparables amigos desde sus primerísimos pasos. La novela relata sus vidas y, a través de ellas, gran parte de la historia de Irak en el último medio siglo y el impacto de sus peripecias en la vida de la gente sencilla: las batallas, el embargo, la dictadura, las fosas comunes, el caos de una ocupación en la que la culpa de la muerte sangrienta de Ibrahim, símbolo del derrame de la sangre iraquí, se dispersa entre los secuaces del régimen anterior y los seguidores del régimen sucesor. Se trata de una novela que permite al lector la comprensión de la complejidad de la historia iraquí y sus sucesivos dramas a través de una interesante narración dividida en 28 capítulos de cuyos títulos destacamos: ‘Hijos de la grieta de la tierra’, ‘Viaje con un solo pie’, ‘Kafka vuelve de su cautiverio’, ‘La espina del mar’, ‘El secreto de un escándalo no revelado’, ‘Infancia en una caja militar’, ‘El presidente asesina al músico’, ‘Cadáveres y cuadernos’, ‘La boda de Nesma’, ‘Los devoradores de rosas’, ‘Encuentros entre vivos y muertos’ y ‘Un matrimonio repetido’.

SUPERVIVENCIA


Cuándo conviene marcharse
Tal vez lo peor de morirse es no enterarse de cómo continúa la historia, como si al nacer se nos entregara una novela inacabada.
Javier Marías

ENTRE SUS MUCHOS VIAJES y mis largas ausencias, hace tiempo que no veo a Pérez-Reverte, así que a finales de octubre hablamos por teléfono un poco con nuestros respectivos “pre-móviles”, dos antiguallas que no hacen fotos ni graban ni tienen Internet ni nada. El suyo es muy turbio, nos oíamos fatal y no nos dio tiempo más que a cruzar unas frases. Eran las fechas en que se iba a consumar la entronización de un tercer Trump en el mundo, un cabestro brasileño llamado Bolsonaro (el segundo ha sido Salvini en Italia, aunque hay que reconocer que de allí salió en realidad el ídolo y modelo de Trump, Berlusconi, que hoy, por comparación con sus émulos, parece un tipo sutil y respetuoso). En fin, en vista de la deriva actual, Arturo me dijo: “Esto no hay quien lo aguante. Es hora de irse”, a lo que yo le contesté: “¿Adónde? Ya no hay a donde ir. Los que padecimos el franquismo teníamos muchas opciones, si las cosas se ponían muy crudas y debíamos imitar un día a los de generaciones anteriores: Francia, Inglaterra, Italia, México… Mira cómo están ahora esos países”. Y él me corrigió: “No, me refería a morirse. A gente como nosotros nos va tocando salir, sin ver más deterioro”. Mi reacción fue espontánea y algo cómica, supongo: “No, no lo veo conveniente ahora. Nos despediríamos con la sensación de dejarlo todo manga por hombro, hecho un desastre. No que nuestra presencia pueda mejorar nada, pero es triste dejar un mundo más desagradable e idiota del que nos encontramos, y eso que nacimos bajo una dictadura odiosa. Pero la gente normal era menos estúpida y más cordial y educada”.
No sé si se cortó la comunicación o si aplazamos el pequeño debate sobre cuándo nos convenía largarnos. Yo, después, le di vueltas por mi cuenta, y, claro está, hablo sólo por mí (lo mismo, cuando se publique esto, Pérez-Reverte se ha perdido en el mar con su barco, y siempre me quedaría la duda de si lo habría hecho a propósito; no lo creo, pero toco madera por si acaso). Mi argumento esbozado era este: es molesto abandonar el mundo cuando lo vemos convulso, irracional e idiotizado; hay que esperar a que se enderece un poco (siempre según nuestro subjetivo criterio), a que vuelvan el sentido del humor, la racionalidad y la tolerancia, a que la gente no esté tan enajenada como para votar a brutos ineptos que irán en contra de sus propios votantes suicidas. Hay que esperar a que las masas no sean tan manipulables ni se dejen engañar por autoritarios sin escrúpulos como Orbán, Erdogan, Putin, Maduro, Ortega, Le Pen, Duterte, Al Sisi, Salvini, Puigdemont, Torra. Ahora bien, pongamos que de aquí a un tiempo los ánimos se serenan y la perspicacia aumenta, la verdad vuelve a contar y la gente se hace menos fanática, fantasiosa y tribal de lo que lo es hoy en día. Que el mundo recobra cierta compostura, por decirlo anticuadamente. Al fin y al cabo, la historia se ha regido siempre por ciclos. ¿Convendría entonces marcharse? ¿Lo haríamos con más tranquilidad, con la sensación de que la casa está en orden? Quizá nos parecería también mal momento: ahora que estamos mejor, qué lástima no aprovechar este tiempo, no disfrutarlo.
Los vivos nos decimos a veces, al pensar en seres queridos que ya murieron: “Menos mal que se ahorraron esto, que no lo vieron. Es un consuelo que a este hecho luctuoso no asistieran, o a esta situación tan grave, o a los errores y tropelías de sus próximos”. Pero también nos decimos: “Qué pena que no vieran nacer o crecer a este niño, les habría alegrado la vida; o que no presenciaran el éxito de su mujer o su marido o sus hijos, y tuvieran la incertidumbre eterna de qué iba a ser de ellos”. Y en todo caso los consideramos ingenuos, porque no alcanzaron a saber lo que sí hemos sabido los supervivientes. Esto es, porque inevitablemente creyeron que el mundo se quedaría fijo en el que abandonaron, y eso nunca sucede. Tal vez lo peor de morirse es no enterarse de cómo continúa la historia, como si al nacer se nos entregara una novela inacabada. La novela de la vida prosigue siempre, por lo que estamos condenados a ignorar cómo termina. Hay quienes piensan que termina con nuestro término, distinto para cada individuo. Nos consta que no es así, sin embargo. Que todo sigue, sólo que sin nosotros, y que nuestro final no significa el de nada ni el de nadie más. Me pregunto si la única manera de ver “conveniente” la propia despedida, o de estar conforme, es llegar al máximo desinterés, o al máximo desagrado, o hastío, por el mundo en que vivimos. Acaso es lo que expresó Pérez-Reverte en nuestra entrecortada charla: “Esto está inaguantable. Mejor llevarse un buen recuerdo; o, si no bueno, aceptable. Puesto que hemos visto mejores tiempos, no da tanta pena desertar de uno imbecilizado y despreciable”. Y no obstante, como he contado otras veces, a mí me aqueja la dolencia de los fantasmas (de los literarios, esa gran y fecunda estirpe): son seres que se resisten a perderlo todo de vista; que no sólo se preocupan por quienes dejaron atrás y su suerte, sino que tratan de influir desde su bruma, de favorecer a sus amigos y perjudicar a sus enemigos; o a los que, según su opinión que ya no cuenta, hacen más llevadero el mundo o lo envilecen. 

ODIO LA CAZA

La odio, sí, por brutal y porque no la entiendo. ¿Qué placer dará quitarle la vida a un animal que está feliz en su entorno? Ahora los cazadores dirían que ellos son los que más cuidan la naturaleza, lo que más quieren a los animales, y todos esos tópicos que no se creen ni ellos. Hoy me he acordado de ellos por esta noticia que ha saltado en todos los periódicos acerca de una cacería en no-sé-dónde en España donde acabó despeñándose un ciervo y unos perros. Nada dice si se despeñaron también los cazadores, pero me guardo de preguntarlo por no ser políticamente incorrecto, que ahora hay que ir con los pies de plomo con lo que se dice o se escribe. Eh, que no he dicho nada.

SIN MÓVIL

La semana pasada acabé exhausto, ¡el miércoles! No aguantaba más discusiones ni más estrés ni más guerras perdidas (las guerras se pierden siempre, de una forma u otra, y quien diga lo contrario miente). Un segundo más en el trabajo y tiro la toalla, me sentía una isla, una absoluta isla en medio de todo aquello. La única salida era quemar las naves y les aseguro que no faltó mucho para ello. Luego la cabeza le planta cara a los impulsos del corazón y ese Pepito Grillo que todos tenemos termina imponiendo la cordura (¿o no?). Cordura digo, ya no sé qué pensar, quizá la cordura sería lanzarme como el loco de Gibran Jalil Gibran y listo. 
Decidido no dimitir finalmente opto por pedir un día libre y desconectar el móvil cuatro días, desconexión total en Gran Canaria. Mis perritas acompañadas, mis padres y amigos avisados, todo controlado; vuelo el miércoles por la noche y logro mantenerlo apagado hasta el domingo por la mañana ¿o fue tal vez el sábado por la tarde? Muchas cosas allá, poco trabajo y mucho relax. Créanme si les digo que la experiencia de estar varios días sin móvil es altamente aconsejable por gratificante. Claro que... fue volver al trabajo esta mañana y plegarse el tiempo, NO WAY!
   

John Mayer, *New light.

sábado, 17 de noviembre de 2018

FINA ESTAMPA QUE DA MIEDO

Vale que estamos en elecciones, vale que cada uno puede visitar a quien quiera, pero lo que leo y lo que veo me da miedo para estar publicado en un periódico europeo, español, de 2018. Lo próximo será hablar de la conspiración judeo-masónica en las escalinatas del Valle de los Caídos. 

martes, 13 de noviembre de 2018

HELLO!

Hello Dolly!, *Put on your sunday clothes.
*Hello Dolly!