viernes, 29 de junio de 2018

EN EL McDONALD'S

Fui hace unos días al McDonald's (sí, mea culpa). Había sido una mañana estresante y necesitaba azúcar (mea culpa de nuevo), por lo que pedí un helado y me senté a disfrutarlo como si de un pecado terrible se tratara. Calculo que estuve sentado unos 15 minutos, no más. Frente a mi se sentaba una pareja de extranjeros, madre e hijo -supuse, por la edad-, ambos comiendo y usando el móvil, increíble que no se mancharan, yo lo hago constantemente y sin teléfono en la mano. Digo que supongo que eran extranjeros porque durante estos 15 minutos pecadores azucarados ninguno abrió la boca sino para comer, ni una sola palabra el uno al otro. Espero, al menos, que estuviesen disfrutando la comida porque lo del teléfono era obvio.

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