Los olvidados autores de la “mejor canción de todos los tiempos”
Una caja saca del olvido a la banda Stealers Wheel, ignorados en los
años setenta.
Madrid 9 FEB 2018 - 17:55 CET
https://elpais.com/cultura/2018/02/09/actualidad/1518194055_960865.html
Quentin Tarantino es eterno candidato a las listas de cineastas
controvertidos, pero ningún melómano le reprochará que desempolvase Stuck
in the Middle With You, un clásico de 1972, como uno de los temas
centrales para Reservoir Dogs.Aquella pieza adictiva (“la mejor canción de
todos los tiempos”, según Paul Simon) había sido definida por la revista Rolling
Stone como “el mejor single que podría haber escrito Dylan desde 1966”,
pero en su día no superó el número 6 en las listas estadounidenses y, entrados
en los noventa, solo los más avispados la conservaban en su santoral. La
maniobra insufló vida eterna al tema (en origen, una andanada contra los
mánagers sin escrúpulos) y descubrió a varias generaciones el
nombre de Stealers Wheel, la que pudo y debió haber sido una de las mejores
bandas escocesas de todos los tiempos. Todo acabó saliendo bastante mal, pero
las canciones perviven.
El tándem que integraban Gerry Rafferty y Joe Egan, amigos de infancia en la
tosca ciudad de Paisley (periferia de Glasgow), permaneció en activo entre 1971
y 1975 y encontró tiempo para grabar tres álbumes: Stealers Wheel (1972), Paisley
Park (1973) y Right or Wrong (1975). Todos ellos fueron muy
difíciles de localizar durante largos años, en particular el tercero, pero una
caja que los recupera ahora de manera conjunta —con el añadido de tres temas para
la BBC— se ha convertido en una de las ambrosías recientes más apreciadas entre
los coleccionistas de pop clásico. Y no es para menos, porque Egan y Rafferty lo tenían todo para erigirse en la respuesta
europea a los Everly Brothers o Crosby, Stills, Nash & Young. Solo que
múltiples factores se alinearon en su contra: colisiones de egos, excesos con
el alcohol, músicos de estudio poco motivados, problemas de salud.
La bebida se convirtió pronto en el talón de Aquiles de Gerry, hijo de
un minero alcohólico y violento. De niño, tenía que esperar en la calle a que
su padre se quedara dormido para subir a casa: el espectáculo era muy poco
edificante escaleras arriba. Cuando murió a los 63 años de un fallo de hígado,
en enero de 2011, la adicción había menguado seriamente sus finanzas. Y eso que
solo Baker Street (1978), el enorme éxito de su primer LP solista
tras Stealers Wheel, le proporcionaba unos 90.000 euros anuales en concepto de
derechos de autor.
Entre 1975 y 1978, ni Rafferty ni Egan, los dos hasta entonces amigos de
infancia, pudieron publicar ningún trabajo discográfico, enzarzados en disputas
legales por el legado de Stealers Wheel. De hecho, el canto de cisne del
dúo, Right or Wrong, se publicó con la banda ya disuelta y solo para
liquidar los compromisos contractuales con el sello.
Pero casi nadie les prestó suficiente atención. Rafferty lidió con una depresión que le hizo abandonar
durante varios meses la banda entre el primer y el segundo disco. Las tensiones
con Leiber y Stoller estallaron cuando estos se empeñaron en convertir Everything
Will Turn Out Fine en un sucedáneo de Stuck in the Middle, palmadas
incluidas. La maravillosa Star, del segundo álbum, no pasó del puesto 25
en listas (muy pocos recordarán la adaptación al castellano de una banda
sevillana, Lejos de Allí, con el título Calle del Desengaño). El
autor de Star, Egan, se estrenó en solitario con menos impacto que su
compañero (Out of nowhere, 1979), aunque la canción Back on the Road llegó
a ser bastante tarareada. Tras el fracaso del segundo disco, el extrañamente
anodino Map(1981), se retiró de la circulación para regentar en Renfrewshire
un negocio editorial. Una opción respetable, pero frustrante tras haberle
escuchado preciosidades como No Time For Sorrow, Freeze o The Last Farewell.
Otra prueba de que casi todo, en lo tocante a Stealers Wheel, desembocó en
frustración.
Stearles Wheel, *Stuck in the middle with you.
Egan y Rafferty escribían casi siempre a cuatro manos y empastaban sus
voces de manera celestial, pero sin renunciar a la electricidad y las
asperezas. La discográfica A&M creía tan firmemente en sus posibilidades
que les proporcionó unos productores de postín, Jerry Leiber y Mike Stoller,
para los dos primeros álbumes. La idea acabó resultando casi contraproducente.
“Éramos dos compositores enfrentados a otros dos compositores”, resumió
gráficamente Rafferty.
Por su parte, los autores de Hound Dog, Jailhouse Rock o Poison
Ivy no se privaron en sus memorias de advertir sobre la afición de la
pareja “a la cerveza brown ale y el whisky escocés en grandes
cantidades”.
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