sábado, 10 de septiembre de 2016

DEL VERBO VEER

Contaba antes que me había levantado temprano, pues sí, lo raro sería lo contrario. Después del café + libro en el bar me dí un salto al supermercado y aparqué algo lejos del Exconvento Santo Domingo de La Laguna, adonde quería ir a ver una exposición, bueno, dos. Creía que abría a las 10 pero lo terminó haciendo a las 11, por aquello de ser sábado, así que estuve una buena horita sentado en el bar del hotel Nivaria, a tiro de piedra de la sala, empapándome el periódico y poniéndome al día con el FACEBOOK. El periódico siempre da para mucho, o por exceso o por defecto, que no es lo mismo pero es igual. 
Páginas de política. Tres cosas que me llaman la atención, una por recurrente, otra por ocurrente y la última por impresentable. O sea, que el Gobierno, al estar en funciones, no tiene obligación de darle cuentas al Parlamento (o sea, a los representantes del Pueblo*) y tan felices. Nadie da explicación alguna porque no tienen que hacerlo. Y yo sin entender cómo esta gente puede volver a ganar unas elecciones generales.
Ay Felipito, ¡quién te ha visto y quién te ve! Tú, otrora enfundado en una chaqueta de pana y el brezo en alto, ahora aburguesado hasta decir basta y sentenciando dogmas de fe. Pero mira que esta vez estoy de acuerdo contigo, pensamos igual (sin que sirva de precedente). Has puesto en boca de todos algo que yo llevo repitiendo, modestamente, desde que se tuvieron que repetir las elecciones. ¿Pero cómo se atreve esta gente a presentarse de nuevo a unas segundas elecciones ? (léase cabezas de partido, los 4 jinetes, los del apocalipsis, sí). Pues ya a unas terceras ni te cuento, desfachatez sin parangón.
Y para el final el dichoso preveer, hasta en la sopa. En el telediario, en la radio, en la calle."Preveer", que viene del verbo "veer", tan fácil de conjugar él. De pena.

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