Me comentaba un amigo el otro día que no veía al rey Felipe VI terminar su mandato, que la monarquía estaba muerta y varias cosas más donde fundamentaba su alegato. Luego, en Facebook, leía una viñeta o un twitter de alguien que escribía algo así: "No sé que tendrá que ver la tía del rey y la hermana del rey con la familia real..." Obviamente al actual rey Felipe VI le crecen los enanos. No solo tiene que aguantar a un cuñado con un pie (¿con los dos?) en el talego, una hermana enamorada a la que no le consta nada, un padre adicto a matar pobres bichos, a los petrodólares y a las pseudo princesas, una mujer con compañeros de yoga poco recomendables a la que le parece España una mierda y ahora una tía muy buena pagadora a Hacienda pero que ha mantenido 40 años una cuenta secreta en Panamá, cosa muy normal por otro lado porque ¿quién no tiene hoy una cuenta en Panamá y además está al día con Hacienda? (es que hay muchos mal pensados).
Me da a mi que el monarca debe estar pensando en dar un golpe de timón y poner firme a esta su familia tan ejemplar o le van a quedar dos telediarios.
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Borbón y cuenta nueva
Doña Pilar se delata a sí misma disolviendo su sociedad
'offshore' el mismo día de la abdicación de su hermano.
http://politica.elpais.com/politica/2016/04/05/actualidad/1459870152_710090.html
Doña Pilar de Borbón miraba hacia el horizonte. Tanto
ejercía la caridad y la filantropía en los rastrillos de Nuevo Futuro, tanto
hacía lo contrario en la clandestinidad de Delantera Financiera, cuya posición
delicada en el
inventario de los Panama Papers la ha creado la propia hermana del Rey
emérito, disolviendo de urgencia la sociedad offshore el mismo día de la
abdicación de Juan Carlos I.
Parecía tratarse de una liquidación cautelar y simbólica.
Cautelar porque la llegada de Felipe VI exigía un nuevo decoro en las conductas
familiares. Simbólica porque el cierre del quiosco caribeño después de cuarenta años operativo
implicaba que se habían terminado los privilegios, impunidades e inmunidades
del reinado.
Es más, Pilar de Borbón asumió la presidencia de Delantera
Financiera en 1974, no cualquier día, sino cuando Don Juan Carlos desempeñó a
título interino o provisional la Jefatura del Estado porque la salud del
caudillo se había deteriorado. Y porque, según parece, procedía
"orientarse" en el cambio de régimen y de época.
No vamos a cansarnos de escuchar durante las próximas
semanas que las sociedades offshore pueden ser legales. Pueden serlo y
acostumbran a no serlo, entre otras razones porque el éxtasis aspiracional de
un paraíso financiero responde al privilegio fiscal, al secreto bancario, al
hermetismo que protege el origen y el destino del dinero, a la obstrucción
judicial y al prosaísmo del blanqueo de capitales.
La
movilización de los islandeses ha logrado forzar la dimisión del primer ministro.
La mera situación insolidaria y amoral de una sociedad offshore ha malogrado la
carrera política de Sigmundur Gunnlaugsson. Y no ha sido necesario aclarar el
hecho delictivo. Se ha antepuesto el deber de la ejemplaridad en un cargo
público.
Semejante matiz diferencia la responsabilidad entre
políticos, actores o futbolistas. Pedro Almodóvar no es Putin en sus obligaciones. Ni Messi es Macri, pese a compartir la nacionalidad argentina. ¿Y Pilar
de Borbón? La hermana y la tía del Rey no ha desempeñado un cargo
institucional, pero su proximidad a la jefatura del Estado implicaba un
escrúpulo ético que no parece haberse observado.
Bien porque la sociedad Delantera Financiera acaso encubrió
los negocios de su esposo —Luis Gómez-Acebo— o bien porque quizá fue utilizada
para alojar la herencia millonaria que recibió Pilar de Borbón tras la muerte
de su padre en 1993.
Más que conjeturas, son informaciones que circulan
pendientes de confirmación. Y que tienen en alerta al ministro de Hacienda,
hasta el extremo de que el sheriff Montoro enfatizó ayer que la purga no discriminará entre nombres comunes ni ilustres.
Tenemos en el banquillo a la hermana de un Rey Borbón.
¿Tendremos a la de otro?
Parece prematuro asegurarlo, aunque Pilar de Borbón puede
empezar a mimetizarse con la fecunda estrategia del florero. Diciendo que firmó
los papeles por amor. Que su marido era el tesorero. O que ella hacía lo que
veía en casa.
Que viva la República! Nos libraríamos, al menos, de una institución más que corromper, y de un gasto,pero de poco más, las instituciones "democráticas" tampoco funcionan, llueven chirizos
ResponderEliminarEs tan triste e indignante la situación que estamos llegando a acostumbrarnos a ella, y eso sería lo peor.
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