miércoles, 13 de enero de 2016

EL COLOR DE LA MÚSICA

Sinestesia y el color de la música
Posted: 12 Jan 2016 01:00 AM PST
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En 1885, a sus más de treinta años Vincent van Gogh estaba aprendiendo a tocar el piano. Mientras iba tocando, su profesor se dio cuenta de que Vincent asociaba continuamente a los sonidos colores específicos. Considerando que estaba loco, lo echó.
La anécdota no deja de tener su gracia porque entre todos los problemas mentales del artista: un marcado carácter bipolar con fuertes fases maniaco-depresivas, crisis psicóticas, alcoholismo… Entre toda esa amalgama de patologías, una percepción sinestésica como lo es percibir colores al escuchar sonidos, no era el problema.

La sinestesia, del griego syn “juntos” y aesthesis “sensación”, es una condición, no una enfermedad, en la cual un tipo de estimulación sensorial genera, a parte de la respuesta normal, experiencias sensoriales en una segunda vía no estimulada. Es decir, que se perciben dos sensaciones distintas a la vez cuando solo debería percibirse una. Las posibles combinaciones van desde escuchar sonidos y ver colores, hasta sentir formas táctiles al utilizar el gusto, pasando por asociar formas abstractas a números o ver colores “mentales” en las letras/números sin color, escuchar sonidos y sentir sabores simultáneamente, hasta asociar personalidades a los números/letras.
A veces, se suele confundir la sinestesia con las alucinaciones producidas por algunas drogas. La sinestesia se origina de un modo natural durante el desarrollo neuronal del individuo, y aunque una misma persona puede desarrollar varios tipos diferentes de sinestesia, las experiencias siempre son unidireccionales e idénticas: si, por ejemplo, una persona “ve” el color azul al escuchar un do sostenido, al ver el color azul no “escuchará” un do sostenido, y esto no cambiará por muchas veces que escuche un do sostenido o vea el color azul. Por el contrario, los alucinógenos generan de un modo artificial experiencias perceptivas complejas que varían de una ingesta a otra.
Que van Gogh tuviera algún tipo de sinestesia no es algo anómalo ya que se estima que es una cualidad bastante común entre los artistas. Y además, artistas o no, aproximadamente un cuatro por ciento de la población tiene en algún grado al menos un tipo de sinestesia. De las más de sesenta variantes documentadas, dos tercios de los casos son gente que “ve” y asocia a las letras/números, colores. En el cerebro de estas personas, cuando se activa el área dedicada al procesamiento visual de letras y números, por ejemplo al leer la letra “A” escrita en color negro, también se activa un área adyacente, la V4, que se ocupa de procesar el color, lo cual hace que vean “mentalmente” roja, por ejemplo, la letra “A” aunque sepan que está escrita en negro.
Hemos avanzado mucho desde el siglo XIX cuando se empezó a documentar científicamente la sinestesia, pero todavía nos falta mucha investigación básica para comprender adecuadamente como se desarrollan las distintas formas de sinestesia. Una de las cosas que sabemos con seguridad es que la sinestesia tiene algunos rasgos hereditarios. Es frecuente que en la genealogía de un sinesteta haya otros miembros que tengan sinestesia, aunque no tienen por qué experimentar el mismo tipo de sinestesia. Lo que no sabemos es cuales son exactamente los cambios durante el desarrollo cerebral que hacen que algunas personas sean sinestetas y otras no.
Es curioso que procesos naturales como la sinestesia tengan que recordarnos que no todas las personas percibimos el mundo de igual manera. Quizás, si a partir de hoy no lo volvemos a olvidar, nunca más un profesor de piano expulse a un genio de la pintura de sus clases.

Este artículo nos lo envía el Dr. Pablo Barrecheguren (@pjbarrecheguren), miembro de Big Van. Hace unos meses Pablo también escribió para Naukas un post sobre el síndrome de Clérambault que puedes leer en este enlace.

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