miércoles, 2 de septiembre de 2015

¡QUE LE CORTEN LA CABEZA!

Las prisas nunca son buenas compañeras de viaje, con ellas se resuelve todo por el camino más corto, que no suele ser el más idóneo. En los lugares donde se trabaja en grupo, donde de alguna forma (se presupone) el trabajo se reparte, las prisas llevan a las suspicacias entre compañeros. La mala planificación en los tiempos de calma hace que cuando de navega a través de rápidos el resultado pueda ser catastrófico, y entonces ¿a quién le pedimos las responsabilidades? ¿al que planeó el viaje o al remero?

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