Leo con horror sobre el "Toro de Coria", pero qué salvajada. Que si dardos sobre el pobre animal hasta que caiga exhausto, que si un escopetazo... Pero ¿en qué país de salvajes sádicos vivimos? ¿Qué placer sentirá esta gente al maltratar a este animal hora tras hora hasta la muerte?
Yo cada vez entiendo menos estas fiestas, y menos aún la tibieza con que la Administración habla de ellas (no digo ya contra ellas). Me avergüenzo de ser español cuando leo sobre estos festejos con animales. Si mi X sobre pueblos que no visitaré jamás empezó por Tordesillas, por mucha historia que tenga, ahora Coria está en la lista también. ¡Asesinos!
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Ahora, para aquellos biempensantes que me reprochen mi defensa al Toro de Coria sin mencionar el terrible crimen de Castelldefels, entiendo menos aún cómo pueden ocurrir casos como este, donde la madre había presentado denuncias contra su marido, había otras múltiples de los vecinos por gritos y peleas y donde la policía había acudido en numerosas ocasiones. No me entiendan mal, no creo que la culpa sea ni de la Policía, ni de los fiscales ni de los jueces; evidentemente lo que falla es el sistema, las leyes. Algo debe poder hacerse en casos como este, con una mujer con dos hijos, indefensa ante un marido maltratador y finalmente un asesino. Mundo cretino este en el que vivimos.
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