domingo, 30 de agosto de 2015

MISIÓN: SALVAR LA TIERRA


En la película Star Treck IV, la Tierra se encuentra recibiendo una serie de impulsos que alteran su campo electromagnético y que producen una serie de terribles cataclismos en el planeta. Una vez descubierto que los impulsos son similares al canto de las ballenas jorobadas ya extintas, solo queda, por arte de magia (del cine de ciencia ficción) repoblar la Tierra de ballenas.
El argumento puede parecer estúpido, pero ¿lo es? Si algo nos ha enseñado la Historia es que la vida salvaje, fauna y flora, va unida irremisiblemente a la humanidad. Según la hipótesis de Gaia (Dr. James Lovelock), la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un todo coherente donde la vida, su componente característico, se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, composición química y salinidad en el caso de los océanos. Gaia se comportaría como un sistema auto-regulador (que tiende al equilibrio). ¿Qué ocurre cuando de forma unilateral hacemos desaparecer especie tras especie del planeta? Trasladamos vegetación autóctona de un continente a otro, a veces con resultados desastrosos, logramos que se extinga una interminable lista de animales, permitimos la caza mayor o la pesca indiscriminada, etc. Ahora nos encontramos inmersos en una nueva guerra contra las palomas comunes, esas que han ayudado a paisajes como el del Parque María Luisa sevillano, o a la Plaza de San Marcos, las mismas que hemos visto volar sobre las ciudades toda la vida, esas mismas. Ahora molestan, sus excrementos deterioran la arquitectura, se reproducen con facilidad... Es sencillo, yo creo el problema y, cuando me molesta, lo hago desaparecer ¿mediante la esterilización? ¿mediante otros elementos naturales que las disuadan de establecerse en un lugar determinado: sonido de alcones, por ejemplo? No, me temo que esto sería demasiado lento, lo más fácil es cazarlas y matarlas. Muerto el perro se acabó la rabia. A este paso los niños de las ciudades no habrán visto nunca una paloma, un pájaro, un gato, un perro.

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