viernes, 19 de diciembre de 2014

AYER FUE UN BUEN DÍA

Sí, por fin, lo necesitaba; un día tranquilo, con emociones pero sin sobresaltos ni altibajos.
Un día en el que tuve tiempo de desayunar con mi amigo Luis para ponernos al día, salir de compras navideñas por La Laguna -mi primer día de compras y espero que el último-, pasar por el banco, recoger un libro en la Librería El Paso, ver el estupendo zoco de arte en la galería STUNT -y volver a hablar allí con Luis, el galerista-, comprar incienso para mi casa y regresar a la moto dando un paseo despacio. No llovía y casi diría que el sol brillaba.
Durante la mañana pasé por un anticuario que desconocía, junto a la catedral, y saqué dos fotos desde fuera, una con unas preciosas mesas auxiliares y también de la maravillosa mecedora de los Eames, de la que ni me atreví a preguntar el precio...

 
 
La mañana estaba completa, así que solo me restaba bajar a Santa Cruz, tomarme un café, comer en casa de unos amigos donde arreglé parte del soporte de un televisor, saliendo raudo hacia Tegueste donde celebraríamos, y así lo hicimos, el cumpleaños adelantado de mi ahijado Pablo y su gemelo Carlos -los hijos de mi socio Juan y Alicia-. La fiesta estuvo muy divertida, buena comida, mejor conversación y las caras de felicidad de los niños que alimentan el alma. Una magnífica ocasión para reencontrarme con amigos a los que desgraciadamente veo poco. Llegué a casa sobre las 21:30 rendido, pero esta es otra historia.
Estos fueron mis exitosos regalos de cumpleaños: un libro de Star Wars y dos sudaderas del Capitán América.

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