martes, 14 de octubre de 2014

PERROS Y PERROS

Las autoridades de Dallas (Texas) no tienen entre sus planes sacrificar al perro de la trabajadora sanitaria contagiada por ébola en esa ciudad de Estados Unidos, ya que el animal no muestra evidencia alguna de estar enfermo. Por el momento, el perro, del que no ha trascendido el nombre, está en el apartamento de la mujer, al que el domingo accedieron funcionarios para alimentarlo.
Está previsto que en las próximas horas sea trasladado a un centro de cuidado, a la espera de la evolución de su propietaria.
Según el alcalde de Dallas, Mike Rawlings, la eventualidad de que una persona contagiada por ébola tuviese una mascota estaba prevista en el protocolo, por lo que “hay un plan” para cuidar del perro siempre que no muestre síntomas de estar enfermo.
“El perro es muy importante para la paciente y queremos que esté a salvo”, dijo Rawlings al diario USA Today.
El caso recuerda al de “Excalibur”, el perro de la auxiliar de enfermería contagiada por ébola en España, Teresa Romero, que sí fue sacrificado por las autoridades de ese país pese a que no existían las evidencias de que estuviera contagiado.
La propietaria del animal es el segundo caso de ébola confirmado en Dallas, primero por contagio en el país.
Ella atendió a Thomas Eric Duncan, el hombre liberiano que falleció el miércoles pasado y que fue la primera persona diagnosticada con el virus en Estados Unidos a su regreso de un viaje a África.
Las autoridades de Estados Unidos continúan hoy investigando qué pudo pasar para que la trabajadora, cuya identidad no ha sido revelada por deseo de la familia, se infectara.
Durante su contacto con Duncan la mujer llevaba el traje de protección requerido, con bata, guantes y máscara, pero “en algún momento hubo un fallo en el protocolo” de seguridad, según sostuvo ayer el director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Thomas Frieden.

Por otro lado, las autoridades también informaron de que hay una persona que viajó a Liberia recientemente bajo observación en un hospital de Massachusetts, aunque la posibilidad de que esté contagiada es “muy baja”.
Mientras, en España, matan al perro, la inepta de la Ministra de Sanidad acude a las comparecencias públicas cual florero, el Consejero de Sanidad se permite echarle la culpa a Teresa, la enferma de ébola, y por supuesto no dimite nadie.

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