sábado, 27 de septiembre de 2014

CRÓNICAS CARTAGENERAS


Llegando de mis cortas vacaciones cartageneras estoy, 'abriendo la casa' como se decía antes, acabando de dar un baño a mis perras que vienen del hotel caninos algo perjudicadas (Augusta mudando el pelo, a modo de bisonte; Octavia mojada después de chapotear con el cubo del agua y echarse encima) y pendiente aún de darme un salto al supermercado porque mi nevera está más que reluciente, por lo vacía. ¿Alguien se cree que las vacaciones son para descansar? No, de eso, nada, pero sí sirven, en cambio, para recargar pilas y desconectar, esto por descontado. 
Volamos ayer desde Alicante, vía Barcelona, para terminar aterrizando en Gran Canaria casi a la una de la mañana, muertos, sudorosos. Resulta que mañana parece que se celebra un nuevo "derbi" entre los equipos del Tenerife y la Unión Deportiva Las Palmas, por lo que casi me fue imposible encontrar billete. Extrañado descubrí que únicamente quedaban plazas en el vuelo de las 10am -ignorante de la razón-, y no fue hasta que el taxista me puso al día al traerme a mi casa. En el corto vuelo GC-TFN aproveché para leer el CANARIAS 7 y disfrutar, como siempre, del magnífico humor de Morgan. Ya en la Península, antes de que saltara al candelero el supuesto pederasta hastaenlasopa, había visto u oído sobre la renuncia de Gallardón (el Ministro con más apodos de la democracia: Fachardón, Aborto Ruiz-Gallardón, etc.) y las declaraciones iluminadas del obispo (en minúsculas adrede) de no-se-dónde-ni-falta-que-hace. Uno supone que dentro de la Iglesia Católica esta gente, léase obispos y cardenales, llegarán a esos puestos de poder al tratarse de personas inteligentes y válidas, pero viendo a personajes como este y su obsesión por el lobby gay (que debe ser el culpable de todos los males del mundo, después de Zapatero) ya no sé qué pensar. Si el dichoso pederasta hastaenlasopa sirvió de cortina de humo para que nos olvidásemos del resto de los males españoles, bienvenidos sean pues Mas y su consulta independentista para que desaparezca el paro, la congelación de los salarios o la mediocridad de la economía, vendida ahora en China como si España fuese el motor de la economía mundial; a saber si los chinos se habrán tragado tremenda patraña.

En fin, retirada la Ley del Aborto (ley que no interesaba a nadie más que al Ministro y a la Iglesia), Gallardón en su casa y Dios en la de todos. Mientras se sucedían en España altercados por la multitud de fiestas salvajes que acontecen en verano por estos lares, Tordesillas la primera. El método no será muy ortodoxo, lo sé, pero qué difícil luchar contra el aparato respaldado por "la tradición" que permite que estas fiestas bárbaras continúen y hasta sean declaradas de interés. Sin comentarios.
Las vacaciones las había planteado en dos fases, unos días fuera de España y el resto en la costa mediterránea, aunque finalmente opté por una noche en la ópera, literalmente, y por el resto en Cartagena. Mi añigo Alejandro me invitaba al Teatro Real a "Las bodas de Fígaro", así que allí me planté un jueves para darme un paseo de 4 horas desde el hotel cercano a Chamartín hasta el Real. Un agradable paseo por La Castellana, un poquito a pie, un poquito andando, para terminarlo con Alejandro tomando un café ¿o fue un té? cerca de la Puerta del Sol y después de haber echado un ojo al nuevo espacio del gourmet que han abierto en la última planta de El Corte Inglés de Callao. La ópera bien, aunque desde el palco se disfrutaba de partial vision, que dirían en el MET. Cena frugal, taxi, despedida y al hotel a dormir, adonde llegué molido de tanto caminar con zapatos y acalorado. Esta vez había optado por un hotel cerca de la estación de Chamartín por aquello de la comodidad: desayuno y pequeño paseo hasta el tren.

5 horas de trayecto de Madrid a Cartagena, agradables, mu cómodas pero leeeeentas. Claro está que no todos los trenes pueden ser de alta velocidad, pero RENFE podría plantearse un poco cierta modernización. Como digo, cinco horas de lectura, cabezadas, iPad (sin conexión), prensa, paisaje tras la ventana, pueblo tras pueblo, ancha es Castilla. 

Ya en Cartagena, finalmente. Hora de comer y calor, mucho según mi criterio, de quien vive en Tenerife a mil metros sobre el nivel del mar. Si bien solíamos pasar el día en Cartagena, con la familia y los amigos, por las noches dormíamos en Isla Plana, en la costa, exactamente igual de calurosa ¿o quizá más? Días tranquilos de lectura, conversación, carretera (sin manta), radio, baño en la playa al atardecer y cenas con los amigos.
Días de preparación de nuestra excursión a Cazorla y alrededores. Y allí sí tuvimos suerte con el tiempo porque, fresco fresco no hacía, pero el calor era suave y llevadero. Días luminosos perfectos para disfrutar del precioso paisaje del Parque de Cazorla. ¿El pueblo? Muy bonito visto desde arriba, mucha caza, mucha carne y blues, sorprendente. Se celebra allí ¡en julio! un festival internacional de blues. Si bien se nos hizo difícil cenar en el pueblo -una única pizzería cerrada y un mesón recomendado igualmente cerrado-, donde hasta los escaparates rezumaban cacerías, en un paseo por los márgenes del río Borosa nos encontramos con una de las sorpresas del viaje:



Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, Jaén.







Una tarde completa y toda la mañana siguiente disfrutamos de las Sierras de Cazorla y Segura y de sus pueblos, miradores, paseos, carreteras secundarias ¡y olivos!, dejando finalmente Jaén para terminar en el Nacimiento del Río Mundo, en Albacete. La naturaleza siempre sorprendente.














Nacimiento del Río Mundo, Albacete.







Y como todo lo bueno se acaba, ayer estábamos ya de aeropuerto a aeropuerto, y tiro porque me toca, dando por finalizadas las vacaciones encajados en sendos asientos en aviones de estrecho espacio. Y, como mañana será otro día, un poco de humor para terminar esta pequeña crónica cartagerena.

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