martes, 3 de junio de 2014

POCA O MUCHA CULTURA INFORMÁTICA, SEGÚN SE MIRE

Ayer tuve mucha mala suerte y por la tarde, cuando me senté a trabajar un poco -mi estudio de arquitectura es ahora mi casa por obra y gracia de la maldita crisis y de la muerte en vida de mi profesión-, descubrí horrorizado que ninguno de los dos ordenadores que tengo funcionaba, o más bien sí pero no se encendía la pantalla, que para el caso es igual. Cambié las pantallas, probé con las dos torres, con una, con otra, mezclé los cables, salí en la moto a comprar un cable nuevo y nada, seguía muerta. Me di un salto a casa del aparejador que trabaja conmigo, que prácticamente es vecino, y me prestó una torre al comprobar allí que, efectivamente, no era culpa de las pantallas pues mis ordenadores tampoco lograban encender la que él tenía en su casa. Estuve como un tonto arriba y abajo sintiéndome impotente, conecté una torre que me prestaron y con ella, todo funcionando bien, no pude entrar a mi cuenta de DROPBOX por lo que de poco me servía, pero no tiré la toalla. Bajé al garaje y con paciencia, sobre la mesa de carpintero, abrí el ordenador, revisé las conexiones y lo limpié como pude, probándolo finalmente allí mismo y ¡eureka!, funcionaba perfectamente. Esta mañana me informé convenientemente sobre qué productos utilizar para limpiar la torre por dentro y me hablaron de un spray de aire comprimido (llamado soplapolvo) y otro que lubrica, quita la humedad y no deja residuos. Esta tarde los compré y mañana me dedicaré un buen rato a una limpieza exhaustiva de ambos equipos. 

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