sábado, 11 de enero de 2014

50 ALIMENTOS QUE CURAN

Cada alimento tiene una fórmula completa peculiar, formada por nutrientes y sustancias vegetales activas con efectos directos sobre los diferentes órganos y sistemas del cuerpo. Explicamos cuáles son los alimentos-remedio para problemas frecuentes y en qué dosis hay que consumirlos. 
El Correo del Sol

Los mejores remedios para el cerebro 
1. Plátano. Esta fruta dulce ayuda a equilibrar los neurotransmisores cerebrales. Sus azúcares de asimilación rápida y el aminoácido triptófano favorecen que en el cerebro se vierta serotonina, relacionada con el estado de bienestar. Su vitamina B6 también ayuda a transformar un bajón anímico en un "subidón". Un solo plátano bien maduro al día, junto con una dieta rica en hidratos de carbono y cereales integrales, es suficiente para corregir ligeros desequilibrios. 
2. Copos de avena. Proporcionan un fresco empujoncito a las neuronas. Aportan energía para todo el día, mientras que el hierro y el magnesio favorecen el transporte del oxígeno hasta el cerebro. También tiene efectos sedantes: los estudios realizado con fumadores que desean dejar el tabaco han demostrado que la avena reduce el síndrome de abstinencia. Tomar cada día por la mañana una taza de muesli con dos cucharadas de copos de avena aumenta significativamente la capacidad para concentrarse. 
3. Pipas de girasol. Dos cucharadas diarias de semillas de girasol, unos 30 g, aportan dosis importantes de ácidos grasos insaturados, fósforo y magnesio. Los ácidos grasos son necesarios para la buena comunicación entre neuronas y los dos minerales resultan de gran ayuda en las funciones cerebrales. Por otra parte, las pipas contienen bastante vitamina E, cuyo efecto antioxidante también protege las neuronas. 
4. Ciruelas pasas. Todo el mundo sabe que su abundancia en fibra es muy útil para resolver el estreñimiento. Pero también son muy apropiadas para los trabajadores intelectuales que notan cierto cansancio, ya que poseen cantidades significativas de vitaminas del grupo B, que estimulan y regeneran el sistema nervioso. Cuatro o cinco ciruelas proporcionan dosis importantes de vitaminas y fibra. 

Contra la debilidad de piel y cabello 
5. Piña. Contiene una enzima, la bromelina, que favorece la digestión, pero este no es su único efecto: más de 800 estudios científicos demuestran sus propiedades antiinflamatorias y regeneradoras de los tejidos, por lo que da firmeza a la piel y aumenta la resistencia del tejido conjuntivo. Conviene comer media piña bien madura dos o tres veces por semana. 
6. Huevo. Regala elasticidad a la piel y al cabello gracias a su vitamina hidrosoluble biotina (vitamina B8). En caso de tener normal el nivel de colesterol se pueden tomar tres huevos por semana, preferentemente pasados por agua, y uno en caso de que estén elevados. 
7. Guisante. Esta legumbre presenta una excelente combinación de sustancias activas, compuesta de vitaminas (C y sobre todo del grupo B), minerales (calcio, magnesio, hierro...) y oligoelementos (flúor, fósforo, cinc, níquel...). Los guisantes no sólo resultan muy nutritivos sino que mejoran la apariencia de la piel y el cabello. Se toman 200 g una o dos veces por semana. 
8. Lechuga. Es un alimento de eficacia reconocida para luchar contra el envejecimiento prematuro. Su agua, betacaroteno y vitamina C favorecen la renovación de la piel, en especial cuando su aspecto es reseco y escamoso. El descanso es indispensable para el buen estado de la piel y la lechuga ayuda a conciliar el sueño gracias a una sustancia lechosa tranquilizante presente en la base de las hojas. Se toman 50 g dos veces por semana junto con cebolla, que potencia su efecto. 
9. Grosella. Con un gran contenido en betacaroteno, vitaminas E y C, favorece la renovación celular y de esta manera ayuda a mantener la piel sin arrugas. Se toman 150 g de grosellas negras dos o tres veces por semana. 
10. Melón. En especial si es de la variedad cantalupo, protege la piel de la acción de los rayos UVA y UVB gracias a su betacaroteno. En la estación del sol es recomendable tomar varias veces por semana medio melón, que además resulta muy refrescante. 

Alimentos-medicina para el corazón 
11. Nuez. Algo tan sencillo como comer entre cinco y diez nueces al día mejora el pronóstico y evita las recaídas de las personas que han sufrido problemas cardiacos. Esta cantidad cubre las necesidades diarias de ácido alfalinoleico (omega-6) y más de la mitad de las de ácido alfalinolénico (omega-3). Ambos son ácidos grasos cardiosaludables porque dificultan la formación de coágulos sanguíneos que podrían provocar un infarto y porque ayudan a disminuir los niveles de colesterol. 
12. Berenjena. Gracias a sus bioflavonoides y fibras, consigue bajar el nivel alto de colesterol, que es el principal factor de riesgo para sufrir un infarto o una embolia cerebral. Además resulta muy digestiva y tiene efectos depurativos. Los expertos recomiendan tomar una berenjena dos veces por semana, mejor hervida poco tiempo o cocinada al vapor. 
13. Aguacate. Su pulpa de sabor anuezado contiene gran cantidad de ácido grasos insaturados, muy apropiados para el control del colesterol y los triglicéridos. Además este fruto aporta vitaminas del grupo B que también tienen un efecto protector sobre el músculo cardiaco. Conviene consumir de dos a tres aguacates a la semana, sin olvidar que son ricos en calorías, por lo que no deben formar parte de menús fuertes. 
14. Frambuesa. Posee ácido salicílico, el antecedente natural de la aspirina, que ayuda reducir la densidad de la sangre y a limpiar las venas y arteras de acúmulos grasos. Por otro lado es abundante en vitamina C, eficaz contra la acción de los radicales libres, que disminuyen la capacidad de oxigenación de la sangre y dañan las células. Cuando es la temporada se pueden comer diariamente hasta 150 g de esta deliciosa baya.
15. Pan sueco. Este pan, ideal para los desayunos, mantiene los vasos sanguíneos elásticos gracias a su contenido en vitamina E, que también protege el corazón y actúa contra los radicales libres. Resulta preferible el que contenga más variedad de granos integrales y hay que comerlo diariamente. 
16. Coles de Bruselas. Favorecen la buena salud del corazón porque contienen vitaminas E, C y ácido fólico, y flavonoides como la quercetina, el canferol, los indoles y el ácido fólico. Muchos estudios demuestran que también poseen efecto anticancerígeno. Es recomendable tomar al menos 150 g una vez a la semana. 
17. Espinacas. La espinaca es la verdura más rica en provitamina A (100 g cubren la cantidad diaria recomendada), vitaminas C, E y del grupo B. Esta combinación, junto con el abundante magnesio, resulta especialmente apropiada para favorecer el buen estado de los vasos sanguíneos. La cantidad adecuada es 100 g una o dos veces por semana, consumidas crudas en ensalada, pues así conservan más nutrientes. 
18. Tomate. Junto a su contenido en antioxidantes como la vitamina C, el bioflavonoide quercetina o el betacaroteno, es destacable porque aporta un fitoquímico peculiar, el licopeno, que baja el nivel del colesterol en la sangre y previene varios tipos de cáncer. El licopeno se encuentra en el tomate fresco y en todos los productos que se elaboran con él, desde el concentrado de tomate hasta el zumo pasando por el triturado natural o el ketchup. La ración indicada es de unos 200 g dos veces a la semana. 
19. Uvas. Buena parte de sus efectos positivos se deben a su contenido en bioflavonoides, que protegen los vasos sanguíneos, previenen la arterioesclerosis, el infarto y la embolia cerebral. Uno de estos flavonoides, el resveratrol, se ha demostrado especialmente eficaz para prevenir el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Para beneficiarse de las uvas hay que tomar unos 150 g, preferentemente de uva negra, dos o tres veces a la semana. 
20. Germen de trigo. Protege el corazón porque contiene ácidos grasos insaturados que reducen el colesterol y la vitamina E, que captura los radicales libres. Mantiene los vasos elásticos e impide que se depositen las grasas que causan la arterioesclerosis. Conviene tomar diariamente una cucharada de germen de trigo mezclada con zumos de frutas o yogur. 
21. Cebollas. Uno de los alimentos-medicina por excelencia. Sus compuestos azufrados y sus aceites etéreos previenen la acumulación de grasa en las arterias porque mejoran la capacidad de la sangre para fluir. Lo mismo puede decirse del ajo. Hay que tomar diariamente media cebolla cruda o cocida, un vaso de zumo de cebolla o un par de dientes de ajo. 

Contra los resfriados e infecciones 
22. Manzana. Un dicho inglés (“An apple a day,keeps the doctor away”) asegura que una manzana al día mantiene al médico alejado. También ayuda a recuperarse más rápidamente cuando se ha contraído un refriado, una gripe o cualquier problema de tipo infeccioso, pues tiene la capacidad de aumentar el rendimiento de las células inmunitarias. Aunque el efecto seguramente es debido a la combinación de las acciones de muchos de sus componentes, entre estos destaca la presencia de vitamina C, el bioflavonoide quercetina y la fibra soluble. 
23. Repollo. Apoya al sistema inmunitario en su trabajo durante el sufrimiento de la enfermedad porque contiene grandes dosis de carotenos, vitamina C y vitamina E, que protegen la sangre de los ladrones de oxígeno, los radicales libres. La ración recomendable es de unos 400 g dos veces a la semana. 
24. Legumbres. Las lentejas, los guisantes y los garbanzos contienen, por ejemplo, grandes cantidades de cinc, el mineral antirresfriados. Además son muy nutritivas porque son ricas en proteínas e hidratos de carbono de absorción lenta. Una de las mejores cosas que se pueden hacer para prevenir la gripe y los demás problemas respiratorios consiste en comer dos veces por semana 200 g de legumbre cocida. 
25. Kiwi. Gracias a sus enzimas y a su contenido en vitamina C fortalece en general el funcionamiento de las defensa. Es muy útil para tratar y prevenir los resfriados y gripes de otoño. También lo es para remediar el sangrado de las encías causado por infecciones bacterianas (parodontitis). Para conseguir los mayores beneficios hay que comer diariamente entre uno y cuatro kiwis. 
26. Ajo. Gracias a uno de sus componentes azufrados, el exterminador de gérmenes allicina, se utiliza en nutrición y en medicina natural para acelerar la curación de las infecciones que afectan las vías respiratorias. Con este fin se toman diariamente un par de dientes de ajo, preferiblemente crudos. 
27. Berros. Gracias a sus potentes aceites etéreos es capaz de eliminar los gérmenes que causan los resfriados. Para ello han de añadirse una vez por semana a la ensalada. Se puede tomar regularmente zumo de berro o añadirlo picado al queso tipo quark. 
28. Naranja. Es una de las fuentes más accesibles de vitamina C. Este nutriente ayuda al organismo a fabricar las células inmunitarias que pueden eliminar los virus y las bacterias hostiles. Se aconseja tomar diariamente dos naranjas si no se consume otra fruta rica en vitamina C. 
29. Pimiento. En crudo es la hortaliza más rica en vitamina C. Debido a ello estos frutos multicolores son obligatorios para las personas con las defensas débiles. Tomar una vez a la semana un pimiento. Un tentempié saludable puede consistir en unas cuantas tiras de pimiento crudo. 
30. Remolacha. Sus múltiples fitoquímicos, como la rutina, la antocianidina y la betanina, hacen que los resfriados se curen más rápido y en general aumentan la eficacia del sistema inmunitario. Para obtener buenos resultados es suficiente con comer una entera una vez a la semana. 

Para desintoxicarse 
31. Alcachofa. Es el alimento depurador por excelencia. Posee una sustancia activa denominada cinarina que favorece el trabajo de desintoxicación del hígado. Además sus sutancias amargas activan la secreción biliar que facilita la digestión de las grasas. Conviene comer 100 g dos veces por semana. 
32. Perejil. Gracias a su aceite etéreo apiol, favorece la diuresis y con ello que los riñones filtren las sustancias tóxicas presentes en la sangre. La cura de zumo de perejil durante un periodo de 4 a 6 semanas resulta muy eficaz. 
33. Melocotón. Contiene mucho potasio, lo que estimula la función eliminadora de los riñones a la vez que favorece su limpieza, reduciendo las posibilidades de que se contraigan infecciones en el sistema urinario. Para realizar una cura se pueden comer diariamente tres o cuatro melocotones. Para el mantenimiento es suficiente con uno o dos. 
34. Apio. Desintoxica gracias a sus terpenos. Estas sustancias aromáticas protegen al riñón y la vejiga de la aparición de cálculos. Además limpia las vías urinarias porque favorece la eliminación de líquidos. Se pueden añadir 200 g de apio crudo a las ensaladas dos veces por semana. 
35. Espárrago. Mientras la fibra ayuda a limpiar el intestino, el potasio favorece la eliminación a través de la orina de los tóxicos acumulados. Los expertos en dietoterapia los recomiendan como si fueran una medicina cuando existen problemas de hígado o de riñón. Cuando sea la temporada, tomar tres veces por semana 500 g. 
36. Dátiles. Aportan mucha energía gracias a sus azúcares fácilmente asimilables (glucosa y fructosa), sin producir residuos que se acumulen en el organismo. Uno de sus aminoácidos, la leucina, favorece la buena digestión, y la abundancia de potasio estimula la diuresis. Se recomienda tomar diariamente cuatro o cinco dátiles. 
37. Hinojo. Hace que el intestino trabaje de forma correcta gracia a sus aceites esenciales, entre los que se encuentra la fencona, y gracias a sus fibras. En caso de estreñimiento, serán de gran ayuda 200 g dos veces por semana. 
38. Saúco. El zumo de la baya fresca es un laxante eficaz. Sin embargo, si se consumen secas actúan como antidiarreicas. En caso de necesidad se pueden tomar de 30 a 50 bayas diarias. Primero se dejan secar en el horno (no se deben tomar nunca crudas, pues existe peligro de intoxicación). 
39. Yogur. Las bacterias lácticas no sólo hacen que la leche resulte más digestiva, sino que equilibran la flora intestinal, favoreciendo así tanto la correcta asimilación de nutrientes como la eliminación de residuos. Para obtener buenos resultado es necesario tomar dos yogures diarios (unos 250 g). 
40. Mango. Sus complejos azúcares favorecen el desarrollo de la flora bacteriana benefactora, impidiendo la colonización por parte de los gérmenes que pueden dan lugar a enfermedades. Una flora bacteriana sana es uno de los puntales de las defensas orgánicas. La diarrea infecciosa puede combatirse con un mango diario.
41. Chucrut. Se trata de un alimento fermentado, muy común en la cocina centroeuropea. La fibra junto con el ácido láctico previenen y combaten el estreñimiento. En casos de necesidad se puede tomar diariamente hasta 200 g. 
42. Pan integral. Es imprescindible en la mesa. Su abundante vitamina B1 resulta absolutamente vital para obtener energía a partir de los nutrientes y para la salud del sistema nervioso. La fibra por su parte favorece una velocidad adecuada en el paso de los alimentos por los intestinos, no permitiendo que los residuos tóxicos se filtren y perjudiquen al organismo. Se recomienda acompañar las comidas con cuatro rebanadas grandes. 

Huesos y músculos fuertes 
43. Brécol. Esta crucífera es muy conocida por su poder anticancerígeno, pero también es una fuente abundante de calcio y fósforo, dos minerales esenciales para el buen estado de los huesos y los músculos. Por otra parte, su consumo habitual es útil para combatir la hipertensión, la obesidad, el colesterol alto y el estreñimiento. Debiera consumirse dos veces por la semana una ración de unos 200 g. 
44. Champiñón. Su contenido en fósforo, hierro y vitamina D lo hacen especialmente interesante para reforzar la estructura corporal. El fósforo es junto con el calcio uno de los minerales integrantes de los huesos; la vitamina D estimula la absorción del calcio y regula su equilibrio con el fósforo; y el hierro sirve para oxigenar los músculos. 100 g de champiñones, una o dos veces a la semana, bastan para obtener beneficios considerables. 
45. Puerro. Esta humilde hortaliza aumenta la consistencia de los huesos gracias a su contenido en calcio. También aporta una buena cantidad de vitamina E, carotenos, hierro, ácido fólico, vitamina C y vitamina B1. Los compuestos azufrados que están detrás de las virtudes del ajo y de la cebolla se encuentran también, aunque en menos cantidad, en el puerro. Se recomienda comer 300 g dos veces por semana. 
46. Repollo. Su riqueza en calcio, magnesio, fósforo, hierro y cobre ayuda a mejorar el tono y la capacidad de relajación de los músculos, a remineralizar los huesos y todo el organismo. Además sus compuestos azufrados protegen el hígado y la piel, combaten las infecciones y poseen propiedades antirreumáticas. Se toman 200 g dos veces por semana. 
47. Almendra. Es uno de los frutos secos más apreciados por su sabor. Desde el punto de vista de la nutrición, destaca su contenido en calcio (30 g aportan el 10 por ciento de las necesidades diarias de este mineral), potasio, hierro, fósforo y magnesio. Por tanto resulta de gran ayuda para los huesos y los músculos. Además sus ácidos grasos y su vitamina E ayudan a controlar el colesterol. Una ración de 30 g de almendras asegura un buen aporte mineral. 

Para los ojos agotados 
48. Albaricoque. Contiene una gran dosis de betacaroteno, que el cuerpo se encarga de transformar en vitamina A, el nutriente con un efecto más saludable sobre los ojos. Los orejones desecados aún tienen una concentración mayor de vitaminas y minerales. Dos orejones diarios pueden mejorar la adaptación de los ojos a la oscuridad y prevenir problemas relacionados con el desgaste, como la degeneración macular. 
49. Zanahoria. Es también una fuente excelente de betacaroteno o provitamina A. Para que el cuerpo lo aproveche mejor se cuece ligeramente al vapor y se toma con una gotas de aceite de oliva virgen extra. Con una zanahoria de tamaño mediano al día se cubren las necesidades de vitamina A. 
50. Queso tierno. Al aportar gran cantidad de vitamina A sirve para aumentar la agudeza visual. Una ración diaria de 75 g es suficiente para obtener una dosis extra del 30 % de las necesidades diarias de vitamina A. Si el queso es seco proporciona una cantidad similar de vitamina y mucho calcio (el 90 % de la necesidad diaria).

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