Empecé a ver anoche una película que tenía grabada, y olvidada según parece, desde hace tiempo: The Great New Wonderful, titulada en España New York City. Fue ayer un día intenso, con elecciones sindicales, aprobación de un presupuesto que supuso una pequeña batalla ganada, un almuerzo entre amigos al que no pude asistir, otras elecciones en las que tampoco pude votar, una llamada telefónica intrigante, la posible venta de dos sillas de piel, una estupenda cena entre amigos de allende los mares y una copa en un bar digamos difícil de describir.
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