sábado, 5 de octubre de 2013

ALGO HUELE A PODRIDO

Shakespeare nos dijo que algo olía a podrido en Dinamarca, frase que podemos extender a casi cualquier lugar de nuestra geografía y parte del extranjero. Para ahuyentar a los malos espíritus se usaron ristras de ajos, crucifijos, patas de conejo, trozos de madera, agua bendita y cualquier amuleto que se nos pase por la cabeza. Hoy, con tanto político corrupto alrededor, la cosa no está para salir con ajos al cuello o con un gran crucifijo bien visto al cuello, tenemos que encontrar otros modos de alejar al maligno, ¡lagarto, lagarto!. Una buena amiga, a la que no nombraré porque es tipo "cagalera" y cree que las paredes oyen (y leen blogs), me sugiere una solución interesante, la música.
Simon & Garfunkel, *Puente sobre aguas turbulentas
*The boxer
*Mrs. Robinson

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