domingo, 29 de septiembre de 2013

UN DÍA EN WASHINGTON

Estuve en el cine, al mediodía, viendo "White House down", "Asalto al poder" como la titularon en España (seguimos con esa incomprensible manía de cambiarle el título a las películas, ¿será que la Casa Blanca no es suficientemente conocida?). Dirigida por Roland Emmerich, también lo fue de "The day after tomorrow" "Independence day", pelis que me gusta ver de vez en cuando por lo entretenidas. Para mi estas películas son pura esencia del 7º arte, o sea cine de entretenimiento. Y me gustó, mucho. Da igual que el tema sea conocido y hasta predecible, que los malos sean los de siempre, que los buenos también y hasta que las futuras generaciones sean tan inteligentes. Da igual, está bien hecha, es muy entretenida y cuenta con algunos toques de humor. Repito, puro cine de entretenimiento.
Hace algunos años compré una excursión, estando en Nueva York, para pasar el día en Washington. Nos recogieron en la puerta del hotel muy temprano, creo que de madrugada. Nevaba ligeramente y hacía mucho frío. Como el recorrido era en autobús y no pretendía parar hasta llegar, recuerdo perfectamente como el guía "invitaba" a los pasajeros a que acudieran al cuarto de baño antes de salir; aún así hubo quien pidió parar a medio camino. La visita a la ciudad fue muy interesante, a pesar del frío. Por fin veía con mis propios ojos cada uno de los famosísimos monumentos de la ciudad, tantas veces vistos a través del cine, empezando por la Casa Blanca, a la que, por falta de previsión, no tuve la oportunidad de visitar por dentro. 
Los americanos aman profundamente a su país, eso lo sabemos todos, y tienen sus símbolos más importantes casi al alcance de la mano. La Casa Blanca, el monumento a Washington, a Lincoln, a Jefferson, el Capitolio, etc., puede visitarse y se ha convertido en lugar obligado para propios y extraños; ¿acaso no somos todos un poco americanos? 
Si tienen oportunidad lean un estupendo ensayo de Vicente Verdú llamado "El planeta americano", donde se expone una inteligente radiografía de lo que suponen los Estados Unidos para el mundo occidental. Muy recomendable.
Pues bien, decía que si no éramos todos un poco americanos. Yo, españolito y canario, me emocioné al ver las dimensiones de Abraham Lincoln, o al sacarme una foto frente al jardín de la Casa Blanca o al contemplar el parque del monolito del monumento a Washington o incluso al visitar el emocionante cementerio de Arlington.
¿Qué podemos hacer en España?, por poner un ejemplo. ¿Son accesibles los palacios de la Zarzuela o de la Mocloa? más bien no. En América la gente ama a su presidente, lo hayas votado o no, y esto, lejos de criticarse debería estudiarse por lo que supone para la unidad de su pueblo. Claro que no estamos hablando de cómo ven los americanos a los demás países; esto es otra historia. Ya conté en alguna ocasión que estuve en Manhattan en noviembre del 2001, después del atentado del 11-S a las Torres Gemelas, a las que por cierto había subido anteriormente varias veces, y me emocionaba ver cómo todos llevaban algún símbolo de su país, normalmente una pequeña bandera prendida de la solapa, o en la gorra, o un pañuelo. ¿Dónde hemos visto algo igual en Europa? Quizá cuando se casa alguien de la familia real inglesa, o en algún aniversario de la Revolución Francesa o tal vez cuando España gana el mundial. 
Me gustó Washigton y creo que es un lugar perfecto para volver a pasar el día.
El Distrito de Columbia, fundado el 16 de julio de 1790, es un distrito federal, como especifica la Constitución de los Estados Unidos. El Congreso estadounidense tiene la máxima autoridad sobre el Distrito de Columbia, aunque éste haya delegado la autoridad, de manera considerable, al gobierno municipal. La zona en la que se sitúa el Distrito original salió del estado de Maryland, y la Mancomunidad de Virginia. Sin embargo, el área al sur del río Potomac (aproximadamente 100 km²) fue devuelta a Virginia en 1847 y ahora forma parte del Condado de Arlington y la ciudad de Alexandria. Desde 1847, el resto de la superficie que conforma el área ahora conocida como Distrito de Columbia era de Maryland.
Thomas Jefferson recibió a James Madison y a Alexander Hamilton para celebrar una cena en la que acordaron que la capital del nuevo país debía estar en uno de los llamados «estados sureños». Esta decisión fue tomada a causa de las deudas de la Guerra de la Independencia (los estados del sur en gran parte habían pagado sus deudas de guerra; la colectivización de la deuda era una ventaja para los estados del norte, por lo que la capital se llevó al sur). La distribución de la ciudad fue llevada a cabo en su mayor parte por el arquitecto francés Pierre Charles L'Enfant, un ingeniero y urbanista que en un primer momento llegó a las colonias estadounidense como ingeniero militar del Marqués de La Fayette. L'Enfant preparó un plan básico para Washington D. C. en 1791; edificando la ciudad en el estilo Barroco, que era el estilo dominante en muchas de las ciudades que se planificaron en la época en Europa y en Estados Unidos. El plan incorporaba amplias avenidas, en las cuales las calles principales desembocaban en grandes rotondas, proporcionando vistas de importantes monumentos. Mientras que en las demás colonias las grandes avenidas recibían el nombre de la colonia, en esta nueva ciudad, las avenidas recibieron los nombres de los estados más prominentes de la época. La Avenida de Massachusetts era la más septentrional de las tres principales arterias Este - Oeste, la Avenida de Virginia la más meridional, y la Avenida de Pensilvania obtuvo el honor de ser la avenida que uniría la Casa Blanca y el futuro Capitolio programado.
El emplazamiento sobre el río Potomac fue escogido por el presidente George Washington en una gran vía fluvial navegable que llegaría hasta Ohio y el interior estadounidense. La ciudad fue llamada oficialmente Washington el 9 de septiembre de 1789. Por motivos de modestia, George Washington nunca se refirió a ella como tal, prefiriendo llamarla «Ciudad Federal». A pesar de escoger el sitio y vivir cerca (en Mount Vernon), él raras veces visitaba la ciudad. El distrito federal fue llamado Distrito de Columbia porque Columbia era un nombre poético muy usado en los Estados Unidos de la época, que se encontraban cerca del 300º aniversario del primer viaje de Cristóbal Colón a América en 1492.
Al principio, el Distrito de Columbia incluía cuatro secciones distintas, de las cuales la ciudad de Washington sólo era una. Las demás eran el condado de Alexandria, Georgetown y el condado de Washington. Georgetown ocupaba el territorio que delimitan sus actuales fronteras. El condado de Alexandria incluía partes de la actual ciudad de Alexandria, además del actual Condado de Arlington (enVirginia). Washington ocupaba la mayor parte de su área actual, pero finalizaba en el actual Rock Creek Park. El resto del distrito formaba parte del condado de Washington D. C.
En 1791 y 1792, Andrew Ellicott y Benjamin Banneker inspeccionaron la frontera del Distrito, tanto con Maryland como con Virginia, colocando pilones divisorios en cada punto de milla; muchos de los cuales todavía están de pie.
La primera piedra de la Casa Blanca, el primer edificio construido de la nueva capital, fue puesta el 13 de octubre de 1792, que fue el día siguiente a las primeras celebraciones del Día de la Raza en Estados Unidos.
El 24 de agosto de 1814, fuerzas canadienses bajo el mando británico quemaron la ciudad durante la incursión de la Guerra Anglo-Estadounidense de 1812 en represalia al saqueo e incendio de York (la Toronto de nuestros días) durante los meses de invierno, que había dejado a muchos canadienses sin hogar. El presidente James Madison y otras fuerzas estadounidenses pudieron escapar antes de que las fuerzas británicas llegaran y quemaran los edificios públicos, incluyendo el Capitolio, el edificio del Tesoro y la Casa Blanca. Marineros estadounidenses también quemaron la Washington Navy Yard, para impedir que los barcos y tiendas cayeran en manos británicas. La casa del comandante de la Infantería de la Marina, emplazada en los cuarteles marítimos, fue uno de los pocos edificios gubernamentales que no ardió y es ahora el edificio público en uso más antiguo de la ciudad de Washington. También se salvó de arder entre las llamas la Oficina de Patentes porque el superintendente de patentes suplicó a los soldados británicos diciéndoles que si la destruían sería en contra del conocimiento humano.
Durante los años 1830, el Distrito de Columbia fue hogar de uno de los comercios de esclavos más grandes de Estados Unidos.
En 1846, la población del Condado de Alexandria, que se resintió económicamente por la pérdida del puerto de Georgetown, temió un impacto mayor si la esclavitud fuera proscrita en la capital, por lo que se realizó un plebiscito para que Alexandría fuera devuelta a la Mancomunidad de Virginia. El Congreso estuvo de acuerdo y finalmente Alexandria pasó a manos de Virginia el 9 de julio de aquel año. La venta de esclavos, aunque no la esclavitud, fue proscrita en la capital como parte del Compromiso de 1850.
En 1860 Washington era una ciudad pequeña, el censo de aquel año le otorgaba una población de poco más de 75.000 personas, pero esto cambió cuando se inició la Guerra Civil Estadounidense en 1861. La extensión significativa del gobierno federal para administrar la guerra y sus herencias como las pensiones de los veteranos condujo al notable crecimiento de la población de la ciudad. Hacia 1870, la población de Distrito de Columbia había crecido hasta casi las 132.000 personas.
En julio de 1864, fuerzas Confederadas, bajo el mando del General Jubal Anderson Early, realizaron una breve incursión en Washington, que culminó con la Batalla de la Fortaleza Stevens. Los confederados fueron frenados, y Early retrocedió al Valle de Shenandoah. El fuerteestá localizado cerca del actual Centro Médico de la Armada de Walter Reed, en el noroeste de Washington. Ésta fue la única batalla donde un presidente estadounidense (Abraham Lincoln), estuvo presente y bajo el fuego enemigo.
A principios de los años 1870, concedieron a Washington un gobierno territorial, pero la reputación del gobernador, Alexander Robey Shepherd, hizo que el Congreso se hiciera cargo de la gobernación del Distrito de Columbia. El Congreso dirigiría el Distrito durante el próximo siglo.
El Monumento a Washington fue inaugurado en 1888. Hubo diversos proyectos para desarrollar el aspecto monumental de la ciudad, que contaron con arquitectos como Frederick Law Olmsted y Daniel Burnham. Sin embargo, la construcción del Monumento a Lincoln, elMonumento a Jefferson y la construcción del Potomac Park no comenzó hasta principios del siglo XX.

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