Quien haya viajado por Centroeuropa este año y haya estado atento a la
programación cultural se habrá sorprendido del gran número de exposiciones y
eventos que se están organizando en torno al 150 aniversario de Henry van de
Velde.
Pero ¿Quién era Henry van de Velde? Incluso para los que nos
gusta la arquitectura y el diseño nos puede resultar difícil identificar a este
personaje hasta ahora un tanto olvidado. Aunque sólo hay que empezar a tirar de
la cuerda para descubrir su importancia y sobre todo su gran influencia en la
Cultura con mayúsculas del S.XX.
En realidad muchos, casi sin saberlo, ya lo conocíamos. Es el arquitecto de
ese magnífico edificio en medio de Parque Nacional holandés de Hoge Veluwe que alberga la colección Kröller-Müller donde se encuentra la mayor
colección de cuadros de Van Gogh fuera de su museo monográfico
en Amsterdam, además de cientos de
obras de otros artistas de primerísima calidad.
También fue responsable de esa no menos espectacular Biblioteca Municipal de Gante, cuya torre se
puede ver desde casi cualquier punto de la ciudad. Aunque quizás su conjunto de
edificios más prominentes sean los que realizó en Weimar entre 1904 y
1911 (declarados Patrimonio de la Humanidad) para la que se
convertiría en primera sede de la mítica Bauhaus, una
institución que él sin duda ayuda a crear, recomendando a Walter
Gropius como su sucesor. Es en Weimar precisamente
donde se ha montado la gran exposición dedicada a Van de Velde que se
merecía desde hacía años y donde se puede entender su verdadera
trascendencia.
Allí se descubre que este multifacético belga nacido en Amberes
en 1863 fue una figura clave en su época. Por un lado superó las directrices
del estilo modernista despojando casi por completo de decoración sus edificios y
por otro, ayudó a sentar las bases del movimiento moderno, tanto en diseño,
arquitectura, como en moda. Porque lo interesante de este fascinante personaje
es su dominio de todas las artes. En la muestra se ve como muchas adineradas
familias de principio del S.XX se pusieron en sus manos, dándole carta blanca
absoluta. Van de Velde no sólo se ocupaba de diseñarles la
casa, pero también los muebles, la totalidad de los objetos, la decoración de
las paredes e incluso los trajes y las joyas que podía lucir la señora de la
casa.
En el mismo Weimar se puede ver además de los edificios de la
Bauhaus, su propia casa , conocida como Hohe Pappeln
Haus y la Villa
Sliberblick que alberga los Archivos de Nietzsche, dondese
ocuparía hasta del más mínimo detalle decorativo.
Esa obsesión por controlarlo todo y exigir una calidad máxima de carácter
artesanal sería sin embargo lo que terminaría apartandolo de muchos grandes
proyectos y del olimpo de la modernidad.
Pero quizás lo más interesante que nos ofrece Henry Van de
Velde es la oportunidad emprender un viaje a través de Europa
siguiendo su huella. Se puede comenzar explorando Turingia
y el sur de Alemania donde se pueden descubrir algunas de sus obras más
carismáticas. Destacan en especial sus proyectos en Jena donde diseñó
en 1911 ( en colaboración con Max Klinger ) el monumento
dedicado a Ernst Abbe, cofundador de la mítica
Zeiss donde se revolucionó la fabricación de lentes y en Gera donde se
puede admirar la preciosa Casa Schulenburg
de 1913 que fue restaurada en 1997. Por otro lado, en los museos de ambas
ciudades se pone en valor otras facetas del personaje, como, pintor, ceramista o
fotografo, a través de varias exposiciones.
Después hay que ir a Chemnitz, la
antigua Karl Marx Stadt, donde están abiertas al público tanto
la Villa Koerner como la Villa Esche, una de sus obras maestras,
convertida en su museo monográfico. La siguiente etapa hay que realizarla en
Bélgica y más en concreto en Bruselas
y su entorno. Allí además se podrá ver desde el 13 de septiembre al 12 de enero
del 2014, en el Museo
del Cincuentenario, la exposición que está ahora en Weimar .
Hay varios proyectos de Van de Velde en el municipio de
Uccle o Ukkel. Por un lado su primera casa
importante la Bloemenwerf o la Casa Blanca de 1895 en el 80 de
la calle Vanderaey, todavía anclada de alguna forma en estilo Art Nouveau y
por otro la Maison Gregoire
ded 1933, ya mucho más racionalista que hoy alberga una fundación cultural.
También en el entorno de la capital belga habría que echarle un vistazo a la
Maison Otlet de Octave Van Rysselberghe donde
se ocupó de la decoración o de la Escuela de Bellas Artes conocida como l'Ecole de la Cambre que él mismo fundaría,
siguiendo principios muy cercanos a los de la Bauhaus.
Hace unas semanas descubrí una de sus casas en el 30 de Wagenaarweg,
Scheveningen, la playa de La Haya. 'De Zeemeeuw'
de 1903 sigue en manos privadas pero nadie impide verla desde fuera. No
me atreví a llamar al timbre pero a lo mejor me la habrían enseñado. Ya tengo
apuntado que cuando vaya a Riga o a Hagen,
tengo que buscar sus casas y cuando vuelva al Museo de Orsay de Paris tampoco tengo
que perderme un precioso despacho que guardan en su sección de artes
decorativas. Todavía me queda mucho por conocer de este hombre que murió en
Suiza en 1957 después de diseñar proyectos tan sorprendentes
como los Pabellones de Bélgica en las exposiciones universales
de Paris de 1937 y de Nueva York de 1939
además del interior de los grandes trasatlánticos belgas de su época o el
mobiliario de los trenes de SNCB(ferrocarriles belgas).
Puedes seguirme también en Twitter @JavierMazorra
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