jueves, 30 de mayo de 2013

ADAGIETTO

Maravillosa 5ª Sinfonía de Mahler...
La Sinfonía n.º 5 en do sostenido menor de Gustav Mahler se termina en el otoño de 1902; Mahler irá y volverá sobre ella continuamente hasta el año anterior a su muerte. Es como una continua pelea, como demuestra la ambigüedad trágica expresada en ella.
Sus Movimientos.
Traeurmarsch. In gemessenem Schritt. Streng. Wie ein Kondukt.
Stürmisch bewegt. Mit grösster Vehemenz
Scherzo. Kräftig, Nicht zu schnell.
Adagietto. Sehr langsam- Attaca.
Rondo-Finale. Allegro-Allegro giocoso. Frisch.

Los dos primeros movimientos de la sinfonía forman un bloque. El tema principal se centra en la marcha fúnebre precedida de una gran llamada de atención. La visión de la muerte aparece, la disposición instrumental de este movimiento evoca la típica banda que acompaña el cortejo fúnebre: estamos en la época que inventa para la ostentación las llamadas pompas fúnebres.
En el siguiente movimiento se evoca de nuevo el tema de la muerte pero de una forma diferente. De una alternancia de lo dulce y lo tremendo surge una riqueza extraordinaria de matices, agudizando los timbres tanto para sugerir la agonía como ciertas expresiones idílicas, que son como presentimientos de resurrección.
Con el tercer movimiento entramos en otro mundo más amplio, poderoso, de gran energía. El típico ritmo vienés, el de las calles, lo intercala con la intimidad y el sosiego del lieder. De la música más popular de Mahler deja constancia el Adagietto. Este movimiento es una excepción en la obra sinfónica del compositor pues es sólo para orquesta de cuerda y arpa, y este criterio de la reducción, de la intimidad frente a la aglomeración sentó precedentes en la escuela vienesa. Una estructura de romanza y de romanza acuática con el arpa al fondo -estructura antigua- se hace moderna, actual por la profundización en lo amoroso con su dialéctica entre lirismo que fluye y sobresalto que casi interrumpe.
En el gigantismo del quinto movimiento (rondó final) hay una continua referencia al comienzo del Adagietto. Este último tiempo para el que Mahler exigía una orquesta de solista se atiene a una estructura muy clásica, claramente perceptible dentro de la ordenada vorágine y con el peligro de convertirse en barullo. La parte de fuga se ha hecho justamente famosa. El final engrandece el típico rondó-sonata: lo que llamaríamos reexposición es más bien un signo conclusivo que nos hace entender mejor lo anterior, porque entre la referencia al tiempo anterior vuelve a presentarse el tema religioso del segundo movimiento pero de una manera muy triunfal.
Trauermarsch, in gemessenem Schritt, Streng, wie ein Kondukt [editar]Es una marcha fúnebre, melancólica y triste. Tras un inicio irónico de las trompetas estalla la orquesta completa llena de locura, pero también de tristeza, finalmente entra el tema del movimiento terminando así de una forma tranquila pero muy nostálgica
Stürmisch bewegt, mit grösster Vehemenz [editar]Es violento y a la vez con un tono de tristeza y soledad. Un movimiento altamente explosivo que refleja la frustración más profunda al no poder resolverse tras múltiples intentos. a la mitad de este movimiento se encuentra el climax de la primera parte, la locura se hace presente aunque inmediatamente viene a ser reconciliada por la dulce voz de los contrabajos. Es de notar que este movimiento es progresivo, comienza muy triste y explosivo para llegar al final donde se busca la tranquilidad y la expiación de todas las pasiones dementes que se tocan en el transcurso, sin embargo no lo logra. El movimiento termina abruptamente sin lograr resolverse dando así la entrada a la segunda parte.

Adagietto.
Este movimiento fue inmortalizado en la película Muerte en Venecia, dirigida por Luchino Visconti. La película se basa en el libro de Thomas Mann, quien admiraba a Mahler al punto tal de llamar a su personaje Gustav, en su homenaje. Visconti, además lo refuerza transformándolo en músico (en el libro de Mann es escritor). La sinfonía n.° 5 acompaña a toda la película y el adagietto corona el trágico y triste final de la misma. Nadie que haya visto la obra de Visconti olvidará el exquisito cuarto movimiento de la Quinta de Mahler.

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