viernes, 24 de mayo de 2013

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Sirenas en Coney Island
NUEVA YORK / Marina Otero

En verano, Nueva York ofrece su cara más amable. Central Park, Prospect Park, Bryant Park o The High Linese convierten en escenarios del ocio saludable globalizado. La imagen de ciudadanos disfrutando de películas, conciertos o clases de yoga vende y atrae a marcas que los convierten en eventos gratuitos patrocinados.
Para los que tanta dulzura les resulte alienante, quedan dos opciones: dejarse engullir por el submundo del metro neoyorquino o simplemente seguirlo hasta la parada de Coney Island. Desde la distancia se escucha el repiqueteo de las montañas rusas y las explosiones de gritos anunciando la entrada al espacio de la feria. El huracán Sandy casi lo borra del mapa, pero el patio de juegos de Nueva York volvió a abrir sus puertas en marzo. Desde entonces, Coney Island ha ido recuperando su propia normalidad decadente. Las atracciones no solo se encuentran en el Luna Park; caminar por el paseo marítimo es hacerlo a través de una brisa de gente bastante diferente de la que nos cruzamos en Soho; en la playa se despliega el espectáculo de lo imperfecto.
Por si no fuera suficiente, cada 22 de junio Coney Island celebra la llegada del verano con la Mermaid Parade, el desfile más canalla de la ciudad. Este año, la devastación material y económica poshuracán ponen en peligro su continuidad. Aunque los organizadores insisten en que salvar el Mermaid Parade depende de la gente: desde el 7 de mayo, cualquiera puede contribuir —a partir de una cantidad de un dólar— en el crowdfunding o kickstarter que pretende reunir hasta el 3 de junio los 100.000 dólares necesarios para financiar el desfile de 2013. Ya han superado los 70.000. Una manera de expresar nuestro orgullo por el bicho raro que, casi todos, llevamos dentro. Y si no, siempre queda el concurso que organiza Nathan’s, el famoso puesto de perritos calientes en el que gana el que más engulle. La final es el 4 de julio.

Guía 'El Viajero' de Nueva York
Las canteras, arena vibrante
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA / Luis Roca Arencibia

La playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria. / L. ROCA
Comer delicias canarias a pie de playa es posible en Las Canteras en el restaurante Loopy’s La Puntilla (paseo de Las Canteras, 1), recién abierto. Está situado en la cabeza de esta fantástica serpiente de arena, agua y rocas de tres kilómetros y medio de largo en Las Palmas de Gran Canaria.
Los atardeceres ofrecen espectaculares vistas al Teide. Disfrutar entre copas del ambiente rockero más genuino de la ciudad puede hacerse sobre el mismo paseo todos los sábados, a las 17.30 horas, en La Guarida (paseo de Las Canteras, 77). Desayunos saludables en Corner Café (Gran Canaria, 2). Fantásticas caipiriñas en Piemonte (Las Canteras, 48). Los mejores flambeados en La Tabla Caliente (La Naval, 6). Las Canteras, una de las mejores playas urbanas de España, vibra desde las tasquitas del rehabilitado Mercado del Puerto hasta el cascabel luminoso de la serpiente, el Auditorio Alfredo Kraus de Tusquets, zona bajo dominio surfero. En bajamar es una gigantesca piscina natural gracias a la Barra, arrecife natural a 200 metros de la costa. Es entonces cuando el viajero debe patearla por la arena de punta a punta. En bañador para sumergirse de tanto en tanto en sus aguas. Provisto de gafas de buceo para disfrutar de sus fondos. Y con calzado de agua para conquistar las peñas que sobresalen como trampolines naturales sobre su piel de tonos amarillos, azules, blancos y verdes.

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