lunes, 29 de abril de 2013

HISTORIA DE UN TAPIZ

Me regaló mi amiga Bea un tapiz traído de América (lo siento Bea, no recuerdo exactamente de dónde) y, para ser sincero, aunque me encantaba -los colores son geniales-, no encontraba un sitio para colocarlo como se merecía. Estuve dándole vueltas y al final opté por una solución salomónica, l i t e r a l m e n t e: dividí el tapiz en dos y de él han salido dos preciosos y grandes cojines para colocar en mi cama.

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